
ENRIQUE GARRIDO
Silbatazo inicial: Mi afición por el Toluca vino acompañada de una herejía. Rendirle culto a una figura demoniaca sólo se permitía en el fútbol. En el verano del 98, tras una final de ida con un marcador en contra (1-0) frente al Necaxa, dio la vuelta un 10 de mayo (5-2) en un evento que parecería una ceremonia dirigida por Aleister Crowley. Lo que parecía imposible se volvió real de la mano de un hombre de otro planeta, Saturno para ser exacto, y así conocí a quien sería uno de mis grandes ídolos: José Cardozo. Allí me ofrecí en tributo de un dolor permanente, de soportar 15 años sin título, de ser hincha de un equipo, aceptarlo y sufrir, incluso si es en la final…
15’ Juan Villoro escribió que “el fútbol ha tenido un rey: Pelé. Pero sólo ha tenido a un esclavo liberador: Maradona”. El primero, un ejemplo de disciplina; el segundo, un Dionisio. ¿Qué no se sabe de estos dos tótems del balón? Bueno que ambos visitaron el estadio Alberto “Chivo” Córdoba de la UAEMéx. La universidad en este momento se encuentra en paro y viviendo una de las mayores crisis institucionales. Jóvenes pidiendo representatividad y voz, buscando la liberación de las manos de una élite que históricamente ha secuestrado las oportunidades y al lema “Patria, ciencia y trabajo”. Me pregunto si los paristas verán la final. Espero que sí, pues como dijo Maradona “la pelota no se mancha”.
30’ La primera vez que vi a Cardozo fue a los 10 años en la Bombonera y la última fue en la Feria del libro (FILEM 2023). Las letras se empeñan en no dejarme olvidar aquella tarde frente al pelotón de fusilamiento en que mi padre me llevó a conocer el balón.
Medio tiempo: “El futbol mexicano es lo que sucede entre los anuncios (y a veces al mismo tiempo)”, Juan Villoro.
65’ Gol de Toluca: Para Eduardo Galeano, en Fin del Partido, el fútbol es una fiesta para quien mira y quien juega. Más allá de los contratos, partidos a modo, patrocinios y demás intereses, al final se trata de un juego, un regreso, un recordar. Así lo planteaba: “Un periodista preguntó a la teóloga alemana Dorothee Solle: — ¿Cómo explicaría usted a un niño lo que es la felicidad? —No se lo explicaría —respondió —le tiraría una pelota para que jugara”. Jugar por jugar, allí la esencia.
81’ Penal. Los ojos tienen sus propios límites, los míos son los penales. Como buen mexicano, los tiros penales me generan ansiedad. Pese al entrenamiento en las visualizaciones de los mundiales, los tiros desde los once pasos son un martirio propio de los románticos atormentados. El 13 de septiembre de 1993, el futbolista español Ricardo Ferreiro, de 24 años, fallece de un infarto fulminante tras el lanzamiento de penaltis para desempatar el partido que disputaba su equipo.
Gol de Toluca. Sin duda, cualquier equipo desearía a un Alexis Vega en su vestidor. No sólo por la calidad, sino por la comunión con los aficionados. Juega en dos campos: en la cancha y en la tribuna, porque un equipo sin afición es un cuerpo sin alma.
90’ El tiempo es relativo, y parece que es más lento en el agregado al partido. Todo pasa lento menos mi ansiedad. La razón dice que es imposible un regreso del América, pero la afición conoce argumentos que la realidad desconoce. Las uñas sólo duran hasta el final del partido, pues como sentenció Galeano, “se puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”.
Silbatazo final: TOLUCA ES CAMPEÓN.