Invitación para el espectador mexicano
Por Gibrán Alvarado*
La idea central de esta columna semanal es acercar al lector a filmes clásicos o que en muchas ocasiones están fuera de la órbita ¿órbita? del espectador, pero se encuentran accesibles, ya sea de forma gratuita en la red o en plataformas. En textos pasados comenté mi percepción y la de varios críticos (voces más autorizadas que quien escribe) sobre el estado y la actualidad del cine en nuestro país, una muestra de ello puede ser el libro La industria de cine en México tras la pandemia: Entre el terror y el suspenso (2022), de Arturo Aguilar Figueroa, donde se indagan desde los paradigmas surgidos a partir del cierre de salas a causa del Covid-19 hasta las problemáticas de producción, distribución y políticas públicas respecto al séptimo arte.
Más allá de ello, quiero enfatizar el papel que cumple el espectador, quien, como lo comenté en la entrega de la semana pasada, se esfuerza poco en formarse un criterio respecto a lo que consume como entretenimiento, está en sus manos ir más allá de lo que ofrecen la mayoría de las salas comerciales. Según Jorge Volpi, una de las principales funciones de la ficción es proporcionar herramientas de supervivencia y, por ende, evolutivas al ser humano; también, esto ayuda a fortalecer el pensamiento crítico y a concientizar los mensajes que se propagan a través de las películas, piénsese en la estructura habitual de varias producciones de Hollywood: gringos que salvan el mundo al pelear versus rusos, alemanes, chinos, árabes, japoneses, marcianos, etcétera…
Al igual que esta trama reciclada hasta el cansacio, otro lugar común que suelo escuchar es el siguiente: “el cine mexicano es muy malo”, dicha aseveración es simplista y superficial porque se sustenta en el visionado de los filmes de comedias románticas o aspiracionistas que se distribuyen en las cadenas más conocidas, pero, insisto, el espectador no indaga más allá de lo que ponen frente a él. Un muestreo general de la buena salud que tiene nuestro cine se podría basar en los largometrajes que aspiran a obtener los Premios Ariel, que este año se entregarán en el Teatro Degollado, de Guadalajara, Jalisco el 9 de septiembre.
El pasado martes 20 de junio, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) dio a conocer los nominados de este año. En la categoría de Mejor Película competirán: Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, de Alejandro González Iñárritu; El norte sobre el vacío, de Alejandra Márquez Abella; Huesera, de Michelle Garza Cervera; La caída, de Lucía Puenzo; y La civil, de Teodora Mihai.
Algunas de estas películas estuvieron en salas, en este momento, pueden verse en plataformas, búsquelas, véalas, se dará cuenta que sí hay buen cine en México. No digo más, comentaré cada una de ellas en siguientes entregas.