Por Ana Guadalupe Rodríguez Mancha
Dentro de nuestro organismo miles y millones de células realizan sus funciones para el equilibrio diario; en un cuerpo de 1.60 metros, transita sobre el sistema circulatorio en promedio de 3 a 4 litros de sangre, más de la mitad compuesta por el plasma, rico en sales, proteínas y agua; glóbulos blancos responsables del sistema inmunitario (Leucocitos), las pequeñas misteriosas plaquetas que contribuyen a la coagulación sanguínea y por último los protagonistas de transportar oxígeno a todos los órganos del cuerpo, mediante una proteína llamada hemoglobina presente en los glóbulos rojos (eritrocitos). La hemoglobina es un tetrámero compuesto por 2 cadenas alfa, 2 cadenas beta y un grupo Hemo compuesto de porfirina y hierro, que le da el color rojo característico.
La anemia es una enfermedad que se caracteriza por una disminución de la hemoglobina en la sangre, que afecta al menos a 2,000 millones de seres humanos en la actualidad. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 (ENSANUT) en México, reportó que en promedio 1 de cada 7 mujeres en edad adulta la presentan. Existen hallazgos que fueron encontrados desde la Edad de Hierro, en donde descubrieron siglos más tarde, una escultura de bronce en Lydney Inglaterra, la mano de un Dios Romano (Doliqueno), que presenta las uñas en forma de cuchara o aplanadas (coiloniquia) que es un signo producto de la deficiencia de hierro.
Así como lo mencionaba mi mentor, Dr. Joaquín Carrillo Farga, patólogo especialista, amante de la hematología, actual rector del Instituto de Hematopatología en Querétaro, único en su género y pionero en enfermedades lisosomales en el mundo; existen más de 400 tipos de anemia y sólo una es causada por la deficiencia de hierro, que aunque es la más común, el verdadero reto no es el diagnóstico, sino la causa desencadenante del hecho.
Las pérdidas sanguíneas micro o macroscópicas son la principal causa de presentación de la anemia ferropénica, algunos ejemplos son los sangrados menstruales abundantes, sangrados de tubo digestivo alto o bajo, la enfermedad celiaca, en la que la absorción del hierro a nivel gastrointestinal es deficiente y la causa menos frecuente, pero presente en países más bajos de desarrollo, por una dieta deficiente de hierro. Algunos signos y síntomas que se pueden presentar son el cansancio extremo, mareos, palidez de piel, coiloniquia (uñas cóncavas, en cuchara o aplanadas) y el síntoma olvidado: la pica; que es el deseo compulsivo de ingerir sustancias no comestibles como la tierra, arcilla, jabón, hielo, almidón, etc.
Muchos de los síntomas y signos antes mencionados no son específicos de la enfermedad, o la anemia es parte de otras patologías, por lo que la sospecha clínica siempre tiene que ir ligada a una medición de citometría hemática, frotis sanguíneo y la cinética de hierro para su diagnóstico. Es importante iniciar con una cultura de la prevención en la que acudir al médico no sea un acto de sanar, sino de preservar la salud como en otros países, por lo que se recomienda en adultos hacerse un chequeo al menos una vez cada dos años y una vez al año si presentamos factores de riesgo como tabaquismo, obesidad, sedentarismo, alcoholismo, trastornos intestinales, estado nutricional deficiente, embarazo, menstruaciones abundantes, historial familiar de cáncer o enfermedades autoinmunes.