Ana Gutiérrez Mancha
Muchas veces hemos oído hablar a padres, abuelos e incluso adultos jóvenes, sobre el tiempo climático, un indicador preciso que presentan algunas personas con daño articular, como expresión de un agente externo sobre el cuerpo; la famosísima frase “parece que va a llover, me duele la rodilla” se ha convertido por años el mejor termómetro social para más de un millón de personas en México.
La artritis reumatoide es una enfermedad que presenta características muy peculiares, ya que se encuentra entre los padecimientos que tienen una base autoinmune, lo que significa que las células que deberían de protegernos no lo hacen, pues detectan los propios anticuerpos como extraños, iniciando una cascada de inflamación en el organismo; Imaginemos que nuestro cuerpo es la sociedad en la que vivimos, donde existen organizaciones encargadas de velar por la seguridad ciudadana, como la policía municipal o estatal, la guardia nacional, el ejército, la marina, la fiscalía general de justicia, etc., que deberían defendernos de agentes externos y lacerantes como el narcotráfico, las extorciones, los robos, las desapariciones, la violencia, los feminicidios, etc., y que por alguna extraña razón, esas instituciones encargadas de brindar seguridad y construir esa tan anhelada pero al mismo tiempo alejada paz y justicia, no detectan los agentes externos y comienzan a atacar a la misma sociedad con impunidad, corrupción, inequidad, violencia institucional etc., fragmentando poco a poco el tejido social , dejando un dolor irreversible e incapacitante en todas las esferas del ser humano. Lo anterior en similitud con la fisiopatología de la enfermedad y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Aunque este padecimiento puede afectar a ambos sexos, la mujer sufre 3 veces más que el hombre, predominando la edad altamente productiva que oscila entre los 40 +- 10 años. Cornelius Celsus, definió la inflamación en 4 signos (Dolor, rubor, calor, tumor), está es la forma más precisa de definir la artritis reumatoide.
Dentro de los signos o síntomas tempranos que se pueden detectar en dicha patología se encuentra la rigidez matutina de manos por más de 30 minutos de forma bilateral, que aparece tras el reposo prolongado y el descanso nocturno, sensibilidad en articulaciones pequeñas, dolor en dedos o muñecas, enrojecimiento y calor de la articulación, disminución del movimiento, fiebre y fatiga para las actividades diarias del trabajo, hogar y familia. En casos más avanzados la deformidad en boutonnière o en ojal es la más característica, como la que plasmó Paul Rubens en la época del renacimiento, con su pintura famosa de las “Tres Gracias”, donde se distingue en una de las tres mujeres los dedos en cuello de cisne o dedo en “Z”.
El diagnóstico clínico siempre vendrá acompañado de auxiliares en laboratorio, que en sinergia impactaran en un tratamiento oportuno, con el objetivo de incrementar la probabilidad de controlar el proceso inflamatorio y limitar la progresión del daño articular, mejorando la funcionalidad y calidad de vida de los pacientes y disminuyendo la incapacidad prolongada en la vida laboral que esto ocasiona.
“parece que va a llover, me duele la rodilla” UNA FRACE MUY CELEBRE…JEJEJE