Alberto Avendaño
Una casa se construye de los habitantes y los objetos inanimados que la amueblan. Una casa también es los sucesos que enjarran su historia. Las casas son seres que se preguntan a sí mismos por quiénes son y la respuesta es un puente entre las generaciones pasadas y las venideras. Henry Alexander Gómez (Bogotá, Colombia, 1982) combina la nostalgia, que es el espíritu de toda casa, con el realismo mágico en su libro Casa giratoria (El taller blanco, 2019); en el poemario cada ser es un ladrillo, un castillo y concreto que sostiene el ritmo.
No hay material de sobra en este libro, todos los poemas son esenciales, Henry es un albañil y un arquitecto que sabe la fórmula perfecta para atrapar al lector. Todo en esta casa es olvido, porque toda construcción tiene como destino el derribe, pero mientras ese día llega hay dicha, los ecos del amor familiar entibian las paredes de ternura y uno no puede evitar sentirse un niño en su primer hogar.
Considero al autor como uno de los poetas esenciales de Latinoamérica en la actualidad, con él no hay pierde, sabe reinventar su tradición y entregarnos un poema que nos emparentará con él y, cuando menos lo pensamos, ya somos también un primo que pasa corriendo por el patio. Todo en esta casa es luz.