Itzel Belmont
El mundo cambia, cambia cuando un ciclón devasta una costa y sale en las noticias, y al día siguiente sigue igual. Mi ciclón se llama Rosa Montero y al día siguiente salí a la recaudaría por el pollo sabiendo que yo ya no era la misma, el cataclismo me había cambiado.
Yo no conocía a Rosa Montero hasta que me regalaron un libro de ella, y así llegó a mis manos Lágrimas en la lluvia, ya andaba leyendo ciencia ficción y estaba algo encantada con la temática y esta novela de Montero venía a dar en el clavo de lo que leía últimamente.
La novela es de cyberpunk y se siente muy bien hecha, pues te atrapa desde un inicio, te mantiene en suspenso, devorando las páginas para saber cuál será el desenlace. Es la historia de la detective Bruna Husky, un androide policía que investiga toda la conspiración de odio a los replicantes de su especie. Por ratos, esta historia es tan emocionante que se vuelve adictiva. Un relato que hoy más que nunca nos deja una reflexión importante, el peligro de los discursos de odio, de esta gente rancia y reaccionaria que le tiene pavor a lo diferente, pero también nos habla de la ternura, del amor, de la necesidad del otro.
La historia toma como base los replicantes de la película Blade Runner y una sociedad distópica, los humanos han creado a estos androides para funciones específicas y con un tiempo de vida limitado. La protagonista, Bruna Husky, una rep de combate y detective privada, será contratada para investigar estas sospechosas muertes e irá descubriendo toda la conspiración detrás de ellas y del odio a los replicantes. Si la ciencia ficción no es un género que te genere curiosidad, este sería un libro excelente para comenzar por lo ligero y emocionante, con una ágil prosa de la autora. La vida es tan efímera como las funciones de un replicante o como dejar escurrir las lágrimas en la lluvia.
Al terminar de leer esta novela, la sensación que quedó en mí era tan grata que necesitaba conocer más de la autora, así que pronto me procuré el libro: La ridícula idea de no volver a verte. Esta no es sólo una biografía de la extraordinaria historia de Marie Curie, quien fue la primera mujer en ganar un Nobel y la única hasta ahora en ganar dos, la primera mujer en dar clases en la Sorbona y, de nuevo, única mujer que reposa enterrada en el panteón de “hombres ilustres”, sino también un relato de sus logros, hazañas, fuerza, perseverancia y valor incansables, además de tocar su lado menos conocido, el de la humana que amaba y cuya historia descubrimos a través del diario que les escribe a Pierre Joliot, su esposo; luego éste fallece atropellado por una carreta; pero para la maravillosa pluma de Rosa Montero nunca es suficiente con sólo contar la historia, tiene que haber un mensaje, una reflexión, algo que analizar, algo que conmueva y ponga la piel de gallina. Desde un análisis de nuestra época (feminista), nos habla de la pérdida de los seres amados, de las relaciones entre hombres y mujeres, del esplendor del sexo, de la ciencia y de la ignorancia. Este libro no perdió las lágrimas en la lluvia, sino que las hizo bajar por mi rostro por lo conmovedor que me resultó, me quedé con ganas de continuar sublimando el dolor, acompañada de sus narraciones, llegando a Los peligros de estar cuerda.
Por aquellos días mi vida estaba inmersa en un capítulo bastante oscuro y denso, lleno de crisis de ansiedad, ese agüero profundo del que no se ve salida, la literatura siempre ha sido una forma de aminorar el dolor y la angustia y, con esa esperanza, comencé Los peligros de estar cuerda, texto que de forma personal me llegó profundamente. Toda la narración tuve la sensación de estar conversando con una amiga sobre salud mental y datos curiosos sobre las grandes mentes literarias. Por un lado, reivindica la diferencia, buscaba desestigmatizar la locura, el dolor o el suicidio. Es un relato sobre la creatividad y todas aquellas acciones que salen de la cordura en un mundo definido, narra una infancia desastrosa y desórdenes mentales, un libro en gran parte autobiográfico, donde quedan muchos datos, estadísticas, impresiones y tristes historias sobre escritores y escritoras.
Para mencionar algunos con los que no puedo quedarme sólo para mí, está la lamentable historia de Emily Dickinson, quien, tras múltiples abusos de su padre y hermano, termina recluida en un cuarto de su casa durante veinte años; o la historia de Silvia Plath, quien su amor por Hughes y su fragilidad mental terminan llevándola al límite soportable y mete su cabeza en un horno para morir allí. Y esto por mencionar algunas tristes vidas como las de Jack London, Philip K. Dick, Hemingway, Virginia Woolf, Frame, las lágrimas venían de nuevo.
Me gustaría cerrar con palabras de Montero: “el arte en general, y la literatura en particular, son armas poderosas [contra el mal y el dolor]. Las novelas no los vencen, pero nos consuelan del espanto: nos proporcionan chispazos de belleza y nos comunican con el resto de los humanos. La literatura nos hace formar parte del todo y, en el todo, el dolor individual parece que duele un poco menos […] Pero además el sortilegio funciona porque, cuando el sufrimiento nos quiebra el espinazo, el arte consigue convertir ese feo y sucio daño en algo bello”.