
OTHNIEL RUIZ
La cavidad oral es una de las zonas más complejas del cuerpo humano, estudiada por la ciencia con el fin de prevenir, corregir y tratar afecciones y enfermedades a nivel odontológico y sistémico; el aparato estomatognático formado por más que dientes y musculos, es algo muy propio de cada individuo, de ahí la importancia de la odontología forense. La articulación temporomandibular, los frenillos, la lengua, las glándulas salivales, la saliva y sus componentes, son sólo una parte de todo este sistema que comprende la salud y funcionamiento del compendio estomatognático.
Las caries y la enfermedad periodontal son las principales enfermedades que aquejan a la población a nivel mundial; sin embargo, existen muchas otras situaciones que afectan la cavidad oral, que suelen pasar desapercibidas, ser de fácil propagación, indicar manifestaciones de otras enfermedades o hasta evolucionar hasta convertirse en algo casi imposible de tratar. Lesiones tan simples y comunes como las aftas, que no son más que ulceras blancas menores a 1 cm, hasta quistes que se forman en los huesos y avanzan en completo silencio debido a que no cursan con sintomatología, los cuales van aumentando su tamaño y destruyendo el hueso de los maxilares.
La microbiota oral es algo propio de cada persona y, aunque compartimos tipos similares de microorganismos y bacterias, es algo que nos diferencia entre poblaciones y especies diferentes; algo parecido a nuestro ADN, el cual nos otorga nuestra identidad propia, la microbiota oral contiene los microorganismos que ayudan a realizar la masticación y digestión inicial, pero a su vez llevan otros agentes potencialmente infecciosos que son capaces de transmitir enfermedades, de persona a persona. Así como las enfermedades respiratorias, otras afecciones como el VPH, la candidiasis, Mononucleosis, parásitos estomacales, enfermedades de transmisión sexual, las aftas y las caries, son enfermedades que pueden transmitirse entre las persona.
No necesariamente debe existir un contacto de boca a boca para propagar estas enfermedades, existen otras maneras de contagios como los besos entre parejas o personas que apenas se conocen, también el hablar frente a frente y muy cerca, el tener hábitos de compartir utensilios privados, los cepillos dentales que guardan juntos en un mismo sitio, la costumbre de besar en la boca o muy cerca de ella, el escupir, prácticas sexuales, tocarse la boca y saludar de mano o compartir objetos posteriormente, todo esto implica un alto riesgo en los contagios de enfermedades infecciosas por virus, bacterias, hongos etc., (como fue el caso del COVID 19), por lo cual debemos mantener siempre una higiene bucodental adecuada, al igual que no prescindir de las visitas al profesional odontólogo.