ADSO E. GUTIÉRREZ ESPINOZA
A quince años del lanzamiento de Resident Evil 5, quise reflexionar sobre el videojuego, sus críticas y sus controversias, enfocándome en Chris Redfield y Sheva Alomar. En previas entregas de la saga Biohazard, se nos dibujó lo siguiente: un panorama en el que el mundo se vino para abajo por amenazas biológicas, diseñadas por Umbrella Corporation; personajes diversos, que cumplen con ciertos paradigmas del héroe (en masculino y en plural), de antagonistas y villanos (empresarios, farmaceutas, pillos de poca monta, mujeres religiosas, científicos y mafiosos); historias usuales y familiares, algunas de redención y otras no tanto (la hermana buscando al hermano, el padre que oculta a su descendencia y el hijo quiere ser diferenciado del padre, los hermanos abandonados y criados directos para el matadero, la madre buscando recuperar a su hija y el padre buscando recuperar a su familia); guiones con agujeros y cambios argumentativos que nos pretenden vender historias serías cuando en realidad no lo son, y tecnologías armamentistas al alcance de un mando. Aunque la saga lleva años con nosotros y se ha aventurado al cine, ha atravesado por crisis serias (las adaptaciones americanas, que nos vendían Biohazard y nos dieron una Alice “Patea-traseros”, que si se las ve de manera corrida se puede dar cuenta de los errores argumentales, los personajes que solo aparecen para hacer brillar a Alice y después vendernos un Wesker aplastado por una puerta, aunque su muerte en Resident Evil 5 es por muchos considerada anticlimática y embarazoso (morir en un volcán, después de que Chris “músculos de acero” golpea rocas).
Esta larga introducción fue para ilustrar cómo la saga ha atravesado estos años y cómo, al fin, un par de juegos, Resident Evil 7 y Resident Evil VIlage, regresa a sus raíces del terror, dejando en segundo plano la acción. ¿En qué momento la serie se inclinó por la acción? Creo que el giro se dio con la cuarta entrega, aunque había más elementos del terror, y fue en la quinta parte que la serie optó por la acción, posibilitando situaciones poco verosímiles (una cosa gelatinosa que recuerda a The Thing, que rechazaba el fuego pero tenía la misma capacidad de regenerarse, aunque lo hayas hecho trizas) y exageradas (otra vez Redfield golpeando rocas o Sheva Alomar escapando de zombies motociclistas y conductores atrevidos), pero finalmente el cine de acción, al menos el occidental, tiende a la exageración (veamos la saga de Rápidos y furiosos, que en algún momento los protagonistas ya lograron con sus coches llegar al espacio). En lo personal, estos elementos inverosímiles y exagerados no me molestan, al contrario me divierten, a veces solo quiero sentarme y olvidarme de la seriedad del mundo y sus dificultades —qué mejor manera de salir del mundo que sobreviviendo a zombis, posterior a una infección masiva de un virus o una plaga—. Más allá de los cambios en la jugabilidad, Resident Evil 5 enfrentó críticas y controversias que resonaron en la comunidad de jugadores y más allá. En el centro de muchas de estas controversias se encuentran los personajes de Chris Redfield y Sheva Alomar, y la representación cultural en el juego.
Sheva Alomar es la primera coprotagonista femenina afrodescendiente en la serie, su adición fue innovadora y significativa, aunque sí generó controversia. Por un lado, se elogió que se haya incluido como coprotagonista a una mujer fuerte, competente y bella —aunque este personaje no es la única perteneciente a una minoría, está también Aida Wong—, y, por el otro, se crítica que la narrativa del videojuego y la representación de personajes africanos caían en estereotipos problemáticos.
El juego se desarrolla en África, y muestra con frecuencia a personajes africanos como enemigos zombificados, dejando a los caucásicos como “minorías”. Estos zombies fueron interpretados como imágenes deshumanizantes que perpetúan estereotipos. La controversia alcanzó su punto álgido cuando jugadores y grupos acusaron al juego de racismo, sugiriendo que estas imágenes no representaban realmente a los africanos, pues evocaban la historia colonialista y los estereotipos negativos sobre los africanos, no solamente los relacionados con el color de la piel, sino también con la precariedad laboral y económica. La presencia de Sheva, aunque positiva en términos de diversidad, no mitigó estas preocupaciones, ya que el contexto en el que se desarrollaba la acción seguía siendo problemático para muchos.
El veterano personaje Chris Redfield experimentó un cambio notable. Su físico musculoso y su enfoque en la acción contrastaban fuertemente con sus apariciones anteriores, reflejando el cambio general del juego hacia un estilo más orientado a la acción. Los críticos argumentaron que este cambio diluía la esencia de lo que hacía único a Resident Evil. En lugar de la tensión constante y el manejo cuidadoso de recursos, Resident Evil 5 presentaba tiroteos y secuencias de acción que, para muchos, traicionaban las raíces de la serie.
Uno de los aspectos más destacados de esta entrega fue su enfoque en la cooperación entre Chris y Sheva. Este enfoque fue una desviación significativa de los juegos anteriores de la serie, que generalmente se centraban en la experiencia en solitario. La inclusión del modo cooperativo recibió tanto elogios como críticas. Por un lado, proporcionaba una nueva dimensión de jugabilidad, permitiendo a los jugadores trabajar juntos para superar los desafíos. Por otro lado, algunos puristas del horror de supervivencia sintieron que esta mecánica disminuía la sensación de aislamiento y vulnerabilidad que definía a los juegos anteriores.
La dinámica entre Chris y Sheva en el juego fue generalmente bien recibida en términos de jugabilidad, ya que ambos personajes aportaban habilidades complementarias. Sin embargo, esta cooperación no fue suficiente para desviar la atención de las controversias más amplias sobre la representación y el cambio de enfoque de la franquicia.
Resident Evil 5 sigue siendo un punto de debate en la historia de la franquicia. Las controversias en torno a la representación cultural, especialmente con la introducción de Sheva Alomar, y el cambio en la caracterización de Chris Redfield reflejan desafíos más amplios en la industria de los videojuegos. La evolución hacia una experiencia más orientada a la acción, aunque innovadora en algunos aspectos, también alienó a una parte de la base de fans de la serie. Estas controversias no solo resaltan las complejidades de crear juegos que sean tanto culturalmente sensibles como entretenidos, sino que también subrayan la importancia de equilibrar la innovación con el respeto por las raíces de una franquicia. En última instancia, Resident Evil 5 es un recordatorio de que los videojuegos, como cualquier otra forma de arte, están intrínsecamente ligados a las percepciones y sensibilidades culturales de su tiempo.
Que se armen los mercenarios un fin de semanaaaaaaa
Larga vida al wesker jaja