Cara a cara
¿Qué es el paso del tiempo?, preguntas, como un álamo que tiende sus hojas al
forcejeo con la tormenta. ¿Qué es el paso del tiempo?, repites. Pero yo tampoco
lo entiendo, no tengo una respuesta. No comprendo la luz del rayo que asesina
la noche ni el crujir de los huesos avisando que la lluvia se aproxima.
30 de noviembre del 2020
Testamento
Ya que el asunto de la muerte es una cosa improvisada casi siempre,
que vivir en esta ciudad es sortear balas,
ver niños jugar rayuela sobre charcos de sangre
y escuchar los alaridos de los amigos y conocidos
en un eco que incrementa su intensidad
entre las calles decoradas con cráneos desmascarados.
Ya que en esta ciudad se ha reinventado la estética de la muerte
y los cadáveres se apilan en las plazas públicas
como monumentos a los gobernantes,
no queda más de otra que decir “todo lo que fui es perro que habrá que sacrificar
pues es parte del problema”.
30 de noviembre de 2022
Fuga de mi cuerpo
Duermo sobre mis excrementos
y siento cómo brotan flores de mis párpados.
¿Es un hombre o es un cisne lo que habla desde mis intestinos?
Duermo sobre mis excrementos
y escucho los alacranes que caminan
en mi verga.
¿Eres tú, madre, que me hablas desde mi panza?
Duermo sobre mis excrementos
y nacen palomas de mi culo.
¿Eres tú, hija, que lloras dentro mi vientre?
Duermo sobre mis excrementos
y he olvidado el día de mi nacimiento
¿Es un anfibio o es un río lo que habla desde mi tripa?
Duermo sobre mis excrementos
y hay semen en mi ombligo.
30 de noviembre del 2016, Jerez, Zacatecas.
*
Este poema no hablará del olvido.
Será sobre el polvo rancio que se incrusta en mis poros,
del punzar en los huesos al presentir la muerte
o de las cuencas vacías que lloran fango.
¿Es la memoria una extensión del pantano?
30/11/19
Alicia
Quiero llevar en mi cuello tu cráneo como un amuleto
del que brote la oscuridad en forma de niebla
y que en tus cuencas mi hálito forme un universo colapsante
como una maceta sorda que estalla en el patio
cuando las raíces se abren paso en sus entrañas.
Que tu ombligo sea el nido para mi corazón que te ladra
sorteando los acantilados que distorsionan su eco
y acabar en tres sílabas ahuecando mi pecho.