
RETRATO DE UNA TRISTEZA PEQUEÑA
Arrullada en mi costado
la tristeza para de aconsejar
y se duerme.
Tiene caricias mías
Como canaletas de lluvia.
Una tristeza de sal en el té,
de clavo en la llanta,
de oreja en la espalda.
LO MENOS
Quiero decir lo menos y me ahogo,
Escribir casa, perro, mujer, desocupado.
Pero atino siempre incorrecto,
Termino por complicarlo,
Sin unión no consigo ser sencillo
y decirlo como es:
casa, perro, mujer, desocupado.
VII
Todo es desgarradura: la sonrisa impertinente del otro
tras sus lentes y sus bigotes; la sonrisa mía volcada
al hastío, el hastío de la mosca encerrada
en el frasco.
Todo es desgarradura, tizón de la carne:
el pasado misterioso y doliente,
la ciudad real y la mentida.
¿Qué Caronte rema en esta barcaza,
que sueño mojado nos hizo encontrarnos,
acaso mi latitud será por siempre
la del recién inscrito que llega tarde,
con la torta fofa bajo el brazo
y el cuaderno deshojado:
un corazón que no dice mi nombre
y una flecha de miasma al centro,
que festeje el candor de todo fracaso?
XXVII
Sí, este alacrán enroscado se llama corazón
y en él viven los amantes y yo estoy en la tarde almibarada
bajo un balcón y hay lobos y sepulturas de marmolina.
Sí, en el crecen los tormentos con distintos pétalos
de un mismo aroma.
Te pediré como compañera,
mis muertos sonreirán burlescos.
Sí, este corazón es un alacrán enroscado
y en su veneno entran las tardes venideras.
XX
En una cantina del centro me encontré a Chet Baker,
Vestía sus vaqueros deslavados
Y una playera de los Dodgers;
Pidió una jarra de cerveza y una caja de cigarros,
Tenía los ojos puestos en el abismo,
La baba seca en la barbilla.
Sobre su nariz las gafas de pasta gruesa
Y sus arrugas que brillaban
Como bellos surcos de maíz en el desierto.
Volteó para conmigo y me pidió fuego,
Le encendí el cigarrillo
Y esperé a que dijera algo;
Pasaron quinientas moscas por las ventanas
Y Chetie sólo daba vueltas a su caña
Y bebía sorbos muy pequeños,
Noté que sudaba y que sus piernas
Bailaban un ritmo helado.
Tiene el cold turkey, pensé y fui hasta él.
Chet, le dije, te amo,
Dame doscientos varos para conectarte un pique;
Sus ojos como dos pasas resecas me miraron asustados:
Déjame solo, cabrón metiche.
Volví a mi lugar en la barra.
Esperé a que Chet se metiera al baño,
Entonces pagué sus cervezas y las mías
Y me largué de ahí.
*Los poemas fueron extraídos de la antología Este alacrán enroscado se llama corazón (Poemas reunidos 2000-2020), Ed. Rey Chanate, 2025.