
the man in the suit is being followed by a picture in his suit, in the style of postmodern mixed media collages, light teal and dark black, alasdair mclellan, captivating gaze, split toning, austin briggs, vintage imagery, --ar 3:2 --style raw --stylize 250 --v 6
LAS PAPELERÍAS SON BUEN NEGOCIO
Diles que no me maten
alguien que no sé
escribió
ecos al unísono
en la otrora de cantera
No digan mentiras
esta ciudad sólo sabe
las palabras carta legal oficio
esta ciudad
donde perviven
cada
vez
menos
corran que se acaba
Escogimos minuciosamente
tu cuartito temporal también
tus dientes mostrándose
como si todavía
los dichos
tocamos madera
Dios nos salve
cuando te toca
ni aunque te quites
significaran algo
Qué foto escogerán entre las mías
si pudieran
esta esta
donde por favor
la dentadura completa
los ojos taciturnos
viva
para que duela se sepa
esta imagen cifra
las ausencias
que también
no, no la maten
alguien que no sé
escribirá
en otra cartulina
VI EN TLALPAN A NEWTON TRAVESTIDO
El acento ñero y la cara molida
arrojaba a los árboles corazones de manzanas
y sus leyes a cambio de una moneda
Lo pasé de largo y me advirtió
con sus ojos trasnochados
que no cruzara, que allá a donde iba
encontraría el filo de la tierra
Si quieres ir a algún lugar
es a donde no. Y aunque no fuera
su campo de estudio, me contó del magnetismo
dijo que todos mis problemas los traía
pegados a la espalda
PARA ENTRAR A LA OFICINA tengo que tenderme al piso y convertirme en hongo, esperar algunos días y pegarme a la suela de algún administrativo. En cada pisotón, el bullicio del patio; las manzanas de la calle más lejos todavía. Me cuelo en los documentos y mi caso ya no parece tan grave. Aprovecho para dialogar con el hongo cara larga del 91. Al salir del archivo me cuelo por otras ocho puertas, luego a la derecha y allí, doble cerrojo, me espera el licenciado. De tanta vuelta ya sólo me alcanzan los dedos para pagarle. Al trajeado el cobro le divierte porque éste medio es el último que me queda.
LOS TORNIQUETES DEL INFIERNO
Veo por la ventanilla
a las vigas bailar,
zigzagueantes,
como bestias que acompañan
este féretro común.
Cuento los segundos
de cada descenso,
una jauría cruza
las puertas entumidas
y el mundo respira
un poco más.
Cantos urobóricos levitan
de vagón a vagón, hablan
con quién sabe quién
o malabarean sus almas, apostando.
También los poetas
(obsoletos, lo saben)
sin pluma, sus ojos
más aturdidos que cualquiera.
Al final los pecadores
nada podemos señalar,
pero algo sí: allá
donde los vivos nos observan.
NOS DETIENE LA MUNICIPAL
el ácido en voz alta le dice al uniformado ya
entiendo tiene que ver con lágrimas pero él no
me suelta un porrazo tal vez dos en el charco
que negruzco empapo sumerjo y al rato regreso
el líquido caliente no sé de dónde creo ya no tener
ojos para buscar el amanecer aunque sea sin ellos
al rato regreso a mi ceguera la enciendo casi funde
su textura con el rojoazul y tantas voces otro golpe
pienso en mi madre le quiero decir no fui yo solo
acompañé a mi amigo y entre lágrimas repito no
te preocupes al rato regreso y traigo de cenar