PERLA YANET ROSALES MEDINA
La compañía de Elon Musk, SpaceX, ha estado desarrollando un cohete llamado Starship, mediante el cual se planea colonizar Marte. El cohete debería tener la capacidad de transportar material de infraestructura y pasajeros a bordo. Su construcción inició en 2019, con el primer lanzamiento en 2023, cuyo vuelo duró solo dos minutos, provocando un grave desastre medioambiental. Actualmente, luego de varias modificaciones, van por la séptima prueba, que debería estar ocurriendo en estos días. Se pretende que la versión final de la nave pueda transportar hasta 200 toneladas de carga; serán necesarias 1,000 naves Starship para lograr los objetivos del proyecto: colonizar Marte y establecer un asentamiento que pueda albergar hasta un millón de personas.
La colonización de Marte es un proyecto tan ambicioso como controversial. Muchos científicos creen que es bastante peligroso y está lejos de contribuir a resolver los problemas que atravesamos actualmente en nuestro planeta. Martin Rees, cosmólogo y astrofísico británico, describe los planes de Musk como una ilusión peligrosa. Neil deGrasse Tyson ridiculiza la idea en el programa estadounidense Real Time with Bill Maher, enfatizando lo humanamente peligroso que es el proyecto y su inviabilidad económica. Además, en su programa Star Talk, menciona que, como todos los proyectos costosos en la historia, este se realiza por razones geopolíticas. Su financiamiento, en parte, proviene de ahí, no por nada las buenas relaciones políticas de Musk con el gobierno de Estados Unidos.
Fuera de la controversia y de las posibles razones geopolíticas detrás del proyecto, existe algo incorruptible donde el poder económico y político no trasciende: la naturaleza.
«Marte es un planeta que está 100,000,000 km más lejos del Sol que la Tierra, tiene una décima parte de la masa terrestre y una fuerza de gravedad que es un tercio de la existente en nuestro planeta. Su atmósfera, además de ser muy delgada, carece de oxígeno y está compuesta principalmente de dióxido de carbono y nitrógeno. Además, tiene una temperatura promedio de -60 °C. La razón por la que su atmósfera es tan delgada es que constantemente está siendo golpeada por vientos solares. Estos son flujos de partículas cargadas que erosionan la atmósfera marciana. En contraste, la Tierra está protegida de los vientos solares gracias a su campo magnético. La ausencia de un campo magnético en Marte es la principal razón de su inhabitabilidad. A pesar de que Musk ha señalado las modificaciones que se harían a la atmósfera marciana y los planes de construcciones subterráneas, esto sigue siendo inviable en un futuro cercano.
Colonizar Marte quizá no sea la siguiente ficción humana que alcancemos; sin embargo, lo que sí estamos alcanzando es una deshumanización, al grado de permitir que los pensamientos longterministas de algunos dirigentes se impongan ante las realidades de los pueblos sumidos en guerra e incertidumbre. Es fundamental tener una consciencia del presente que millones de niños están viviendo y reconocer que el futuro como especie depende de la humanidad que estamos forjando.