OTHNIEL RUIZ
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Recurrir con un profesional odontólogo resulta, en la mayoría de las personas, en un conflicto a causa del temor de lo que implican algunos tratamientos y sus repercusiones. Y si de los menores hablamos, este miedo de ser llevado ante cualquier doctor o dentista, se puede convertir en un temor incontrolable lo que expone la atención plena y exitosa de los pequeños expuestos a estas situaciones.
Ante esta situación con los pequeños, un profesional odontólogo, o bien un especialista odontopediatra, debe tener la capacidad y los conocimientos para cambiar la conducta temerosa y sobre todo el comportamiento negativo durante la atención odontológica que reciba en la consulta; cabe resaltar que los padres y el entorno en el que se desenvuelve el menor son un rol importante en la adaptación de cada pequeño paciente.
Existen métodos de manejo del comportamiento en odontología, los cuales buscan establecer un canal de comunicación entre el profesional y el paciente infante, con la finalidad de poder “educarlo” en cuestiones de atención odontológica; dicho de otra manera, el objetivo debe ser la realización de un tratamiento eficaz en los pacientes infantiles mientras se refuerza la conducta y se crea en ellos una actitud positiva y resiliente durante el tratamiento odontológico.
Durante la consulta, la presencia de un mayor en el cual el o la menor puedan confiar y les permita sentirse seguros es primordial para reforzar el comportamiento y la seguridad en ellos, de esta manera la gran mayoría de los pequeños se muestra más colaboradora al momento del tratamiento odontológico.
El modelamiento o la orientación preventiva es la realización de tratamientos efectivos en otras personas mientras se le muestra a los menores, lo que les permite enfrentar la ansiedad ante los procedimientos nuevos o desconocidos que le generen temor, de esta manera aprende de las experiencias vividas en otras personas como sus padres o hermanos mayores.
Resulta complicado para los mayores el controlar la alimentación y la higiene bucodental de los pequeños, pues el consumo de alimentos cariogénicos y la nula o deficiente higiene en el cepillado bucodental exponen a la presencia de lesiones cariosas en los órganos dentarios de los pacientes infantiles, y de esta manera comprometen la prevención y técnicas poco invasivas con el profesional odontólogo, pues menores con presencia de una denticón temporal relativamente sana son generalmente más cooperadores en la consulta odontológica gracias a que no son expuestos a probar su renuencia a colaborar con los tratamientos con el profesional odontólogo.
Finalmente, el reforzamiento positivo para los más pequeños y no tan pequeños es fundamental para la colaboración ante la consulta y el tratamiento odontológico; no obstante, desde el cepillado bucal y hasta las visitas al profesional de la salud bucodental son motivos para involucrarse y reforzar la seguridad en el menor y la disminución de enfermedades estomatológicas, así a la hora de acudir con el odontólogo las visitas se convertirán en algo placentero y no serán vistas como un problema sobre todo para los menores.