Por Carolina Díaz Flores
Desde la antigua Grecia existían conductas para procurar que el ser humano mantuviera ciertas condiciones personales, que le permitieran mantener comportamientos acorde a las necesidades de la época. Por este motivo, se generan los acuerdos hipocráticos en el siglo IV a.C., los cuales describen que un individuo debía aspirar a alcanzar un régimen de vida adecuado para su salud, se consideraron los siguientes elementos: buena alimentación, actividad profesional, socialización, actividad física, ocio y baño. Desde entonces se empezó a hacer visible la importancia de tener adecuadas conductas para la salud.
A pesar de estos antecedentes tan antiguos, el interés en tiempos recientes por estudiar las conductas relacionadas a la salud se ha incrementado notablemente en los últimos 50 años, pues se estima que el modo de vida moderno dificulta el ejercicio de conductas saludables que permitan a las personas desarrollar las actividades de la vida diaria sin complicaciones físicas y mentales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a las conductas de salud como el conjunto de acciones y comportamientos habituales que influyen de manera positiva o negativa en el estado de salud de los individuos. Dentro de estos comportamientos encontramos los referentes a alimentación, toxicomanías, ejercicio físico, higiene, equilibrio mental y actividad social. Por lo tanto, atendiendo a la definición de salud vigente de la OMS: “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo ausencia de enfermedad”, las conductas en salud no se limitan a aquellas que tienen una visible relación con la salud biológica, también el bienestar es un indicador de salud.
En la actualidad los avances tecnológicos han generado grandes aportes al desarrollo del ser humano, con la consiguiente resolución de algunos problemas de la vida humana; sin embargo, también se han propiciado grandes cambios en las conductas de vida, con estímulo para dietas inadecuadas, poca actividad física y toxicomanías, aunado a deterioro ambiental, incremento de pobreza y desempleo, se afectaron las tres esferas de la salud: biológica, mental y social
Por lo tanto, las conductas de salud se relacionan con los principales factores de riesgo de la mayoría de los problemas de salud pública actuales, sobre todo en los países occidentales. A su vez, es claro que la calidad de vida, se determina por la manera en que los individuos se comportan en los aspectos mencionados, cada uno de ellos debe mantenerse en equilibrio óptimo para permitir el desarrollo integral del ser humano. Cada uno de los problemas vinculados a estos comportamientos se genera en una etapa específica de la vida y se encuentra ligado al ambiente cultural y social donde se desenvuelva la persona. Además, la educación juega un papel decisivo, pues tiene competencia en la promoción de comportamientos saludables.
De manera ideal, todos y todas deberíamos tener no sólo información para reconocer los hábitos saludables, sino el tiempo y motivación para realizarlos de manera rutinaria. Y es una realidad, que gran parte de la población mantiene hábitos insalubres, por éstas últimas causas, aunado a ello, en el siglo actual la falta de información ya no es el principal reto para ser una persona saludable.