ISIS ABIB AGUILAR SÁNCHEZ
“Pesado. ¿Por qué las cosas son tan pesadas en el futuro? ¿Hay un problema con las leyes de gravitación?” Es una de mis frases cinematográficas favoritas, la dice el Doctor Emmett Brown en Volver al Futuro. Es gracioso porque Marty McFly no usaba la palabra para referirse literalmente al peso de las cosas, sino a un estado de ánimo causado por una situación complicada o angustiante. Me parece graciosísima esa frase, no sólo es que no se entiendan porque uno es científico y otro estudiante de preparatoria, o por la diferencia generacional, sino que ambos son de tiempos distintos.
La juventud renueva las expresiones, utiliza palabras cada vez más complejas, que nos separa en una brecha comunicativa generacional. Una de las palabras populares que ha extendido su definición más allá de una sustancia es ‘tóxico’ y puede ir acompañado de novio, relación, amor, ambiente, personalidad, amistad, etc., hace referencia a cuando algo o alguien hace daño mediante el control o abuso. Pero, no sólo la juventud cambia las palabras para describir lo indescriptible, para dramatizar la intencionalidad. Un ejemplo es el ‘desarrollo económico sostenible’, que es uno de los conceptos más facilones de usar en los discursos políticos, pero pocos cuestionan su origen o aplicación, ¿cómo va a ser sostenible si crecer significa aumentar la explotación de los bienes naturales? Es totalmente antagónico.
Pero en mi generación una de las palabras para referirnos a un estado de ánimo de agobio, angustia o incluso tristeza es ‘crisis’. ¿Alguna vez han querido salir corriendo lejotes hasta donde el cuerpo se canse como Forrest Gump? Estoy en la mitad de mis veinte y siento que las oportunidades en la vida se me acabaron, pienso que debería estar haciendo otra cosa, pero no se qué, o estar en otro lugar, pero no sé dónde. Los pensamientos se convierten en remolinos y evolucionan a tornados, se llevan cualquier mínimo aliento positivo. Creo que estoy en crisis.
La crisis también es una constante en la economía, pues si hubiera un modelo económico en donde todos estuvieran satisfechos y hubiera un reparto equitativo de la riqueza, no habría razón para analizar, criticar o proponer otras maneras de hacer economía. Existen muchos enfoques para analizar las crisis económicas. Nikolai Kondratieff examinó la aparición de las crisis y a modo de radiografía encontró un patrón, afirmaba que las crisis aparecían cada 50 años. Para los japoneses la palabra crisis tiene un doble significado, la conciben como peligro y a su vez como una oportunidad de reconstrucción.
También es de destacar que cada una de las crisis económicas ha tenido características diferentes. No es la misma crisis que analizó Karl Marx en 1867 en el contexto de expansión de la Revolución Industrial, que la analizada por John Maynard Keynes en 1929 causada por una sobreproducción debido a la innovación de las cadenas masivas de producción Fordistas, la especulación financiera, la globalización y la guerra.
Al menos hasta ahora la mayoría de los economistas pudieran coincidir en que las crisis obedecen a diversos factores. Pero, también estoy segura de que todos los economistas clásicos estarían conflictuados al escucharme decir que estoy en una crisis emocional.