Fotografías: Diana Valdez
Soy Diana Valdez. Estudié la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Soy fotoperiodista y colaboró en diferentes medios, como Cuartoscuro y El Universal. Actualmente, estoy realizando mi primer largometraje documental, que se llama Huellas invisibles y empezó de un proyecto de Pecda con el mismo nombre. Justo estaba en el [Encuentro Cinematográfico] Norte Docs [en Culiacán] trabajando mi carpeta de producción para el documental. En marzo empieza el primer rodaje.
EL MECHERO: Cuéntame, ¿cómo es que decides iniciar en este trabajo documental, tanto de fotografía como de cine?
DIANA VALDEZ: En realidad siempre tuve ese interés, soy de Fresnillo, Zacatecas, y siempre tuve ese interés. Desde chiquita me gustó ver mucho documental. Cuando estaba en la prepa tenía unos maestros que nos empezaron a mí y a unas amiguitas a meter mucho esa espinita de ver cine, hacer cine y esas cosas. Ahí fue cuando yo me empecé a involucrar mucho, a buscar voluntariados en festivales de cine. También en uno de esos festivales conocí la revista Cuartoscuro y me gustó mucho. Desde ahí surgió una espinita. Como a los 17 años yo dije “ay, algún día voy a trabajar en Cuartoscuro” y se logró. Ahí empecé.
Después estudié durante la Licenciatura en Artes y también tenía mucho interés por la fotografía. Empecé con los primeros voluntariados en cine. Justo en pandemia sucedió algo en Fresnillo: hubo un feminicidio de una niña que se llamaba Sofía. Fui a tomar unas fotos. Siempre, o casi siempre mando mis fotos a mis amigos para que me digan qué opinan. En esa ocasión se las mandé a un amigo y me dijo “deberías mandarlas a Cuartoscuro. Las mandé y me contestó el maestro Pedro Valtierra y continué mandando cosas hasta que me dio trabajo en la agencia.
Creo que ahí es cuando empezó mi formación como fotoperiodista, ya siendo consciente de ello. Podría decir que, de alguna manera, Pedro Valtierra me ayudó mucho en esta formación, tanto en esta parte que había conocido antes y, ya después, cuando él me empezó a trazar esta línea de lo qué es el fotoperiodismo.
Después me pasé a un medio que se llama El Universal, donde estoy actualmente. Obviamente, también a la par con otros amigos he trabajado en esta parte del cine, pero de una forma muy autodidacta, desde nuestros recursos.
Estoy en esta línea: en la de que quiero seguir haciendo foto documental, pero ya llevada al cine. En realidad, ése es el interés que siempre he tenido desde muy chiquita, pero por una u otra cosa no lo he hecho, aunque siento que ya con los conocimientos que tengo como fotoperiodista he logrado encaminarme hacia ese camino.
EM: ¿Cómo mutó tu proyecto de Huellas invisibles de la foto al cine? Recibiste un Pecda con este proyecto, ¿cierto?
DV: Sí. Justo este proyecto inició cuando llegué a El Universal porque me enteré de esta iniciativa que tenían las mamás del tejido rojo. Quise que hiciéramos para El Universal una nota sobre lo que estaban haciendo en Zacatecas, porque se estaba replicando en muchos estados. Primero fui a platicarles que quería hacer una nota y una de las mamás me dijo “estaría chido que te que vinieras y que aprendas a tejer”. Me enseñaron a tejer y empecé a ir todos los todos los domingos, hicimos la nota, pero seguí yendo. Después me enteré que gané el Pecda y estar dentro del colectivo me ayudó a hacer este enlace con las mamás para platicarles mi proyecto. Ya me conocían; entonces, me tuvieron la confianza porque ya estaba involucrada.
Empecé a tener todas estas entrevistas y me surgió la necesidad de decir “puedo hacer un documental con este proyecto”. Me tenía que concentrar mucho en las entrevistas y las fotos, que era sobre lo que iba el proyecto, pero lo hablé con un amigo y le dije “oye, quiero también hacer un acercamiento de este mismo proyecto como documental, ayúdame y acompáñame a las entrevistas y hay que grabar algo.
En el proyecto de Pecda había propuesto que fuera la exposición fotográfica, una instalación con los tejidos, un fanzine y después agregué hacer un acompañamiento audiovisual para la exposición. Grabamos unas cosas, sin tener como tal definida una línea porque muchas cosas sucedían en el momento y no podía concentrarme en esta parte de dirigir a mi amigo sobre las tomas que yo quería.
Terminó el proyecto, trabajamos en este primer ejercicio como corto documental, me acompañó a la exposición y lo empecé a meter a laboratorios, a compartir con amigos, porque yo ya tenía establecido que quería hacer esto como un documental. Empecé a meter el proyecto a estos laboratorios justo para encontrar la línea narrativa que yo quería porque me di cuenta de necesidades que las mamás y las familias viven, atravesando la desaparición de un familiar, de cómo conviven con esta ausencia en su día a día, en sus casas, lo difícil que es ver las sillas vacías, las camas vacías, los objetos. Esos objetos ayudan a preservar la memoria de sus desaparecidos y les dan mucha fuerza.
Entonces, por esto decidí llevarlo por esa línea narrativa. No tanto de esta parte que sucede afuera, como las marchas, que es importante también. Me di cuenta de que es muy importante lo que se vive dentro, en este caso lo que viven dentro de sus casas. Durante este proyecto hice un ejercicio con las mamás: les pedí que escribieran unas cartas para sus hijos y eso marcó la línea narrativa de lo que va a ser el documental que estamos produciendo.
Es una producción de Durango y Zacatecas, prácticamente todo mi crew es de Durango, por eso estoy aquí. Este proyecto lo trabajé esta semana en Culiacán. Tuvimos asesoría con productoras y documentalistas que ya tienen muchos años en el medio. Expusimos nuestro documental y nos fueron guiando sobre ciertos huecos que había que resolver y ahorita estamos trabajando con todo lo aprendido allá, como en la escaleta, y planeando ciertas cosas muy específicas que queremos. La narrativa se va a basar mucho en las cartas que las mamás han hecho.
EM: ¿Quiénes conforman el equipo que te va a ayudar en el documental?
DV: De las personas de aquí de Durango está uno de mis productores, se llama José Luis Escano. Ellos estudiaron en el CCC de Durango. Está el sonidista Francisco Noriega, así como otro productor que se llama Franco Bautista, de Chihuahua, que nos va a ayudar en la postproducción. Estamos viendo si la fotografía la va a hacer alguien de acá o alguien de allá de Zacatecas, yo creo que si va a ser alguien de Durango. En Zacatecas me están apoyando los integrantes del colectivo Sangre de mi sangre, al que también pertenezco, y Adolfo Valtierra. Él se sumó al proyecto, pero lo que vamos a hacer es que, en la próxima brigada, en marzo, vamos a trabajar dos documentales a la vez. Vamos a grabar cosas específicas que necesito para mi documental y vamos a hacer un documental más informativo, que también va a ser un material que vamos a dar a las mamás. Es una documentación de lo que va a suceder en esta brigada porque durante este proceso, y hablando con las madres, nos hemos dado cuenta de que va a ser algo importante con todo este conocimiento que tienen las mamás y toda esta lucha que se ha hecho muy visible, tanto en Zacatecas como en todo el país.
EM: ¿Cómo ha sido tu experiencia como mujer y como mujer joven al acercarte a este tipo de problemáticas sociales que realmente son complicadas, llenas de violencia en muchos sentidos?
DV: Obviamente creo que es algo muy difícil y que a mí también me ha tocado mucho emocionalmente porque algo que he hecho mal en estos procesos de investigación es que me he involucrado mucho emocionalmente con las mamás y las historias. Sí he vivido momentos de crisis en los que he dicho “ay, ya no voy a seguir porque si no, me va a destruir”, pero es algo que se tiene que contar y ¿si no lo hago yo, quién lo va a hacer? No digo que voy a ser la única que vaya a hablar del tema, pero es importante y por algo sigo aquí, por algo estoy esforzándome tanto porque, para empezar, ni siquiera tenemos un presupuesto para producir el documental. Esto está saliendo de nuestros bolsillos, tanto de los productores, de todos, y estamos buscando alianzas: quienes se han unido son personas que ya tienen equipo y que creen mucho en la historia, en esto que vamos a contar, y se han sumado así, sabiendo que no tenemos ni un peso.
También he temido por mi vida, pero siento la necesidad de hacer esto y ayudar con mis medios. Todos los que estamos en Sangre de mi sangre lo hacemos desde lo que podemos y creemos mucho que el acto de que estas familias, estas mamás, busquen a sus hijos es un acto muy valiente, de amor.
EM: ¿Cuál crees que podría ser tu filosofía respecto a la imagen y al compromiso social? Este modo de ver la vida a través de la fotografía y con la línea del compromiso social. No solamente en la cuestión estética, que sí importa, sino en la narrativa.
DV: Se lo atribuyó a que me formé como artista, en realidad, no como periodista, de alguna manera la influencia de las imágenes que tomo es ésa. Ya después, hablando las primeras veces con, por ejemplo, Pedro [Valtierra] y Adolfo [Valtierra], me decían que las imágenes que tomaba tenían que hacerse desde esta parte de informar, [pues] siempre las tomaba desde este otro lado. No era consciente de que las imágenes funcionan para informar.
Me considero una persona muy sensible, entonces también creo en que no hay que ser amarillistas con estos temas y que también tiene mucho que ver la manera en la que te acercas a las historias porque he visto muchas veces que a las personas lo único que les importa es la nota, la foto de la mamá llorando y creo que desde ahí a lo mejor lo estás haciendo mal porque estás deshumanizando al otro y creo que esto viene desde apoyar desde nuestras herramientas. Es un trabajo muy comunitario porque, si no estuviera el otro, yo no podría tomar esa foto, y que el otro sea consciente de que tal persona le está tomando la foto o está tratando de contar su historia tiene que crear algo mutuo. Lo hago porque es mi manera de ayudar a las personas. Incluso me ayudo a mí porque yo no quisiera que a mi familia, a mi mamá, le tuviera que pasar vivir por esto. Hay que pensar mucho en que nadie de nosotros está exentos a que nos vaya a pasar esto. Conlleva esta parte de informar, pero también conlleva otras cosas.
EM: ¿Cuál crees tú que sea la diferencia entre trabajar fotoperiodismo y trabajar cine documental? ¿Qué retos hay en uno y en otro?
DV: Van mucho de la mano. Siento que el fotoperiodismo es visto siempre como algo hecho para informar, para ilustrar un medio. No tengo una formación como fotoperiodista, la teoría la leí después de mi formación universitaria. En el cine documental entras en una historia por mucho más tiempo, tal vez. Hay cine documental muy informativo, pero hay otro cine más experimental, o que busca contar cosas muy específicas desde lados muy humanos, que siento es lo que yo trabajé en este proyecto de Huellas invisibles porque no es sólo informar sobre la desaparición en Zacatecas, sino también ver la desaparición desde el silencio, la intimidad. El hecho de que estas familias me hayan abierto las puertas de sus casas, que enseñaran la ropa y los cuartos de sus hijos. Hace una diferencia. No digo que esto no se haga en el fotoperiodismo, es una pregunta, es una pregunta difícil, hay muchas respuestas. Pueden ir bien juntas de la mano si las sabes trabajar. Conlleva mucho también esta parte de lo estético: hay veces que una foto puede informar mucho, pero a lo mejor estéticamente no funciona o puede suceder lo contrario. Depende mucho del ojo de la persona que la vaya a hacer.
EM: ¿Tienes algún Consejo para aquellas personas que quisieran incursionar en el cine documental o en el fotoperiodismo?
DV: Si hay una historia que te mueve y quieres hacer algo por esa historia, creo que desde las fotografías o el documental puedes hacerlo. Hay muchas maneras de hacerlo desde lo artístico. Cuando crees mucho en el poder que tienen las imágenes, ahí es, pero es un proceso en el que te das cuenta de ello. Hay que creer en nosotros mismos, como todo en el arte, atrevernos. Es la primera vez que voy a hacer un documental y me estoy atreviendo, aún sin tener mucho conocimiento al respecto, lo estoy haciendo. Es lo primero: atreverte a crear. Habrá errores, pero se trata también de aprender.
EM: ¿Dónde pueden encontrar tu trabajo, dónde pueden seguirlo?
DV: En redes sociales. El Instagram del proyecto es @memorias.de.búsqueda. El mío es @ _valher_d.
EM: ¿Te gustaría compartir algo más para los lectores de El Mechero?
DV: Que hay que trabajar en comunidad, creer en nuestros nosotros mismos y siempre ayudar al otro sin esperar nada, sólo por el amor a lo que haces.