JORGE L. CASTAÑEDA
Contemplar la necesidad de voltear y ver al interior de la escuela para comprender los procesos que se siguen representa una posibilidad de encontrar explicaciones sobre los principales problemas que aquejan a una institución escolar. La relación que existe entre estudiantes, docentes, administrativos, directivos y comunidad, los rituales establecidos, costumbres, normas, procedimientos, entre otros elementos característicos que son parte importante de la cultura escolar y que influyen de manera directa en temas académicos y administrativos, son un tema sustancial en la formación docente.
En el libro The Sociology of teaching, el autor sostiene que las escuelas cuentan con una cultura propia, desde esta idea y partiendo del hecho que la cultura, según Bower, como una de las múltiples definiciones que existen por la propia complejidad del concepto es el código informal que establece “cómo hacemos las cosas aquí». Desde esta perspectiva, sostengo que las visitas a las escuelas en las que el estudiantado de las Instituciones Formadoras de Docentes, desarrollan jornadas de práctica docente, representan una posibilidad para el docente formador de aprendizaje permanente con el que se pueden modelar temas académicos con base en experiencias actuales sobre las dinámicas que se generan al interior de las escuelas de educación obligatoria.
Pensar en el hecho de cómo se hacen las cosas en las escuelas, permite trazar un ejercicio analítico y comparativo de las condiciones de cada escuela que ha sido gestionada y cuyos directivos han sido generosos en la apertura de los espacios. Este escenario genera un doble beneficio en la formación docente, dado que, por un lado, se atienden los propósitos del curso relacionado con la práctica docente y, por otro, se consolida una formación desde la observación que coadyuva en la comprensión de los diversos escenarios escolares existentes para el estudiantado y formador.
Contemplando la experiencia más reciente de acompañamiento recupero la realizada en un total de cinco escuelas secundarias generales y técnicas del sureste zacatecano en donde se observaron y registraron formas diversas y significativas sobre la atención del currículo, formas de enseñanza, administración de los tiempos para el trabajo del estudiantado y del personal docente, participación de los padres de familia, rituales y ceremonias, así como la infraestructura y recursos materiales.
El diálogo que se establece con los directivos, maestros y estudiantes de estos niveles educativos son una fuente sustancial de información de análisis que nos permite establecer en nuestra responsabilidad como docentes de educación superior formadores, además de formar de manera integral profesionales de la educación básica y media superior, contribuir al fortalecimiento de la oferta educativa y desarrollar actividades de investigación, de extensión y de capacitación de manera coordinada con estos niveles educativos.
Representa esta experiencia para quienes nos dedicamos a la formación docente, una extraordinaria posibilidad de resignificar, o en su caso significar, procesos escolares de educación obligatoria en lo que hace tiempo no ejercemos o nunca lo hemos hecho. Se parte de la postura de reconocer que la formación docente no debe estar sujeta exclusivamente a la teorización de procesos, al margen de las experiencias que son exclusivas y se construyen si y sólo si se desarrollan al interior de educación básica y media superior. ¡Hasta la próxima!