Por Ezequiel Carlos Campos
Manuel Vilas dice que tener veintinueve años es la mayor máquina de matar del mundo. Nadie que cumpla veintinueve lo sabe, incluso yo porque me daré cuenta de esto muchos años después, si es que llego a vivirlos. En esos años, según el escritor español, se debe disfrutar la vida. Para él, y para su generación, lo más importante era, a los veintinueve, tener un trabajo fijo. ¿Qué será lo trascedente para la nuestra?
A los veintinueve años mis padres tenían tres hijos. Mi padre, a esa edad, ya había disfrutado de dos trabajos estables, desde hacía más de diez años; cabe señalar que mi padre, por su trabajo al volante de un tráiler, había conocido ya todos los estados del país y recorrido miles de kilómetros; en la cuestión material, también había tenido dos carros y sus responsabilidades de un padre de familia joven estaban en aumento. Por su parte, mi madre, además de los tres hijos de entonces iba a sufrir uno más casi media década después; ella también, a los veintinueve, puede decir haber disfrutado de un trabajo estable como cajera de un banco ya extinto, gracias al cual pudo, a esa edad, sacar un crédito de una casa por treinta años. Nuestra gran familia joven disfrutó de una estabilidad poco usual para alguien de nuestras edades. No puedo creer que, a sus veintinueve años, mis padres tenían su vida hecha.
También mi hermana, quien es la mayor, a sus veintinueve años tenía dos hijos, estaba casada y viviendo en otra ciudad. Esos años para ella fueron felices: su familia disfrutaba de una estabilidad económica, llena de viajes a la playa, al extranjero, de compras compulsivas para todos nosotros. Una vida de ensueño. ¿Será acaso ese el disfrute de la vida de la que habla Manuel Vilas?
Según un estudio que realizó la empresa de alimentos Genius Gluten a más de 15 mil 500 jóvenes ingleses, se dice que los veintinueve años son una edad dorada en la vida de quien los tiene; en esos años somos más populares e interesantes que nunca. Esta investigación, realizada en Inglaterra, afirma que tenemos más amistades y contactos que en otros momentos. En nuestras redes sociales hay muchas más solicitudes, estamos en la maravillosa época del descanso de la juventud y la vida adulta; los veintinueve son un puente que nos hace parecer más interesantes para las personas.
También este estudio señala que, antes de cumplir la tercera década tenemos más amistades que nunca. En teoría porque se compilan las distintas relaciones que hemos adquirido con los años, aquellos de preparatoria y licenciatura, y vamos incorporando nuevos gracias a los distintos trabajos que tenemos. Los trabajos que más ofrecen gente con popularidad, según la investigación, son aquellos que se dedican al marketing, después los cocineros, los militares, los artistas, diseñadores y quienes trabajan en recursos humanos. En teoría, este estudio informa que los veintinueve años son geniales porque todavía puedes disfrutar de la soltería sin que se preocupen de nosotros, de que se nos ha ido el tren, de que nos quedamos vistiendo santitos.
A esta edad todavía no tenemos responsabilidades familiares trascendentes, aunque, si es el caso, también se tiene parejas estables y se convive con ciertos grupos de personas de nuestra pareja, lo cual nos hace populares en ciertos niveles. Algo importante es la obtención de ayudas económicas reflejadas en becas a los jóvenes. Recordemos que en México los veintinueves años es el límite para tener estos apoyos de juventudes.
Todavía vivimos con los padres o podemos llegar a comer con ellos; llegar a casa en la madrugada después de una fiesta, disfrutar de que todavía no tenemos resacas que duran más de tres días; las arrugas todavía no se tatúan en nuestro cuerpo; no nos vemos ridículos si nos vestimos con playeras de bandas, de caricaturas o de colores estrafalarios. A los veintinueve es muy probable que no tengamos un trabajo estable, pero ey, tenemos veintinueve años y son los mejores de toda la vida. A esta edad Albert Camus publicó su novela El extranjero y F. Scott Fitzgerald, El gran Gatsby, ambas obras maestras, clásicos contemporáneos. ¿Qué tengo yo a los veintinueve?
Acabo de cumplir veintinueve años, la etapa más popular de nuestras vidas. A mis veintinueve puedo decir que vivo con mis padres, tengo una beca de posgrado que me ayuda a sobrevivir, un Shadow ’89, una relación y más de dos mil libros. Espero que los veintinueve años sean la máquina de matar que se dice.