DORALI ABARCA
Un día, chismeando en MUBI, encontré una serie que, entre la bruma de no saber qué mirar y encontrar series en una plataforma de pelis raras, me ganó la curiosidad, y hoy vengo a compartirles The Kingdom.
Si ya te has tropezado con el cine del rebelde Lars, seguro te gustará este artículo. Si no, quédate y al final me cuentas si te convenció. El danés ha montado y desmontado las convenciones cinematográficas a través de sus obras, nos parecerá familiar Anticristo, Melancolía, etc. Pero en sus revolucionarios inicios, este sujeto experimentaba con una serie llamada The Kingdom, estrenada en 1994, una producción originalmente danesa, ambientada en un hospital.
Esta serie con tres temporadas fusiona el conflicto entre la ciencia y lo sobrenatural. Un mundo lleno de racionalidad y empirismo se ve confrontado por eventos que no han podido ser explicados. Esta tensión entre la verdad objetiva y lo desconocido es un reflejo de las propias inquietudes de la sociedad moderna.
Pero pasemos al verdadero chismesito, porque a mí me encanta ñoñear con datos curiosos. Lo primero que me conmocionó es que, al final de cada episodio, Lars von Trier aparece rompiendo la cuarta pared y ofreciendo reflexiones irónicas sobre los eventos en la serie. Este gesto o narrativa oculta añade un cuestionamiento por parte del espectador sobre la propia naturaleza de la historia. Por otra parte, el escenario se convierte en un protagonista gigantesco, enredado en pasillos laberínticos, con una arquitectura digna para sustos repentinos. En este hospital se lidera una línea muy delgada entre la ciencia dogmática y la espiritualidad, lo otro.
Y si eres fan de Stephen King, esta serie te acercará más a él, pues The Kingdom sale más allá de sus fronteras danesas para impresionar a un grande del terror. El escritor estadounidense creó su propio “Kingdom Hospital”, una adaptación que es, sin duda, una muestra del impacto de esta obra del buen Von Trier.
Por otra parte, yo no sé mucho o nada de la producción, pero puedo decir que este formato no entero, me atrapó. Investigué y, claro, una grabación con cámaras de mano y una iluminación natural logran que esta serie tenga una sensación de realismo y autenticidad que no se veía en la televisión de esa época, pero qué voy a saber yo que nací en el 2000.
Lo único que puedo hacer es recomendar embarcarse en una experiencia que desafía nuestras percepciones y nos enfrenta a lo desconocido. La serie ofrece una mezcla, bien equilibrada, de horror, comedia y drama, que te aseguro maratonear estos próximos días de lluvia.
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