(¡Spoiler alert!)
DANIELA ALBARRÁN
Uno de los puntos más difíciles al construir una historia definitivamente son los finales, muchas veces puedes tener una gran historia y, al no saber terminarla, la solución más fácil es matar a uno de los personajes. Un final, digamos, no predecible, pero sí efectista.
Ya llevo algún tiempo pensando en los finales efectistas porque creo que todos los narradores, cuando comenzamos a contar historias, los utilizamos; sin embargo, no había tenido la oportunidad de hablar ampliamente de ellos y de hecho creo que hay dos formas de pensar los finales efectistas: el primero es por la poca experiencia que se tiene narrando y el segundo por la poca experiencia que se tiene como consumidor de historias.
Durante la semana vi la serie Nadie nos va a extrañar, la vi porque muchas personas de mis RSS la recomendaban ampliamente y me estaba dando FOMO; la verdad es que qué buena serie, es divertida, cotidiana, con los problemas de cualquier adolescente, un lenguaje verosímil, todo bien, del capítulo 1 al 6 pedazo de serie, cero quejas, sí, muchas felicitaciones, porque además tiene un excelente soundtrack, (exceptuando la canción de Venegas), todo bien hasta ahí, hasta que (spoiler alert) uno de los personajes se suicida.
Quiero aclarar que mi postura aquí no tiene nada que ver con la salud mental del personaje, y que tampoco me interesa hablar sobre las razones que tuviera o no de hacer lo que hizo, sino que lo que busco es hablar sobre por qué un suicidio o un asesinato o una muerte no planeada desde el inicio es un final efectista y eso, narrativamente, se convierte en un vicio dentro del sistema narrativo.
¿Por qué se considera un final efectista? Estos finales se caracterizan porque son sorprendentes, buscan que el público diga algo así como: “¡ah, no ma! Eso no me lo esperaba” y, pues, obviamente es un final sensacionalista y, claro, estos finales efectistas gustan mucho, primero porque son más fáciles de hacer, ya que no necesitan irse construyendo junto con la historia ni tienen que estar preparando ni al espectador ni al personaje para ese final, sino que simplemente sucede; y justo eso pasó en Nadie nos va a extrañar y verdaderamente fue una lástima porque creo que el argumento de la serie toca muchos temas que nos suceden en la adolescencia y que no era necesario un final sensacionalista, que lo único que hace es despertar el morbo del espectador.
Finalmente, y pensando en que pudo haber sido una gran serie, odié con todo mi corazón que tuviera escenas literalmente sacadas de 13 reasons why, justo después de la muerte de Memo se le aparece como “fantasma” a Marifer, exactamente igual como se le aparece Hannah a Clay, y los casetes.
Ojalá algún día lxs narradorxs tengamos las herramientas narrativas suficientes para no matar a las personas porque sí, porque es más sencillo matar a un personaje que sostenerlo desde la verosimilitud, que tenga un final digno y que sea verosímil con la trama.
En fin, si les da FOMO como a mí, véanla, creo que igual vale la pena.