CICERÓN MURO CABRAL
La democracia es algo difícil de definir. En ciencia política se trata de ofrecer definiciones y de entender varios aspectos que componen a los sistemas democráticos. Tener en cuenta que la democracia es practicada de diversas maneras en varias regiones del mundo. Hay varias acciones que las personas suelen llamar democráticas. En Canadá y en varios países de la Unión Europea, por ejemplo, hay regímenes parlamentarios. En estos estados los ciudadanos no votan a un presidente, sino a una lista de diputados que aspiran a tener la mayoría de los asientos posibles en sus congresos. Sólo los partidos que alcanzan más de la mitad de los asientos del congreso pueden proponer a un primer ministro para que sea jefe de gobierno. Esto generalmente no sucede y los partidos tienen que negociar y hacer pactos con otros partidos para alcanzar la mayoría de los escaños y así poder formar un gobierno que incluya ministros de aquellos partidos y/o incluya propuestas de partidos minoritarios. Pensar la diferencia de aquellas democracias, comparadas con la mexicana, en la que las elecciones y el voto no se centran en la figura de un presidente. El lector puede plantearse las preguntas, ¿cuál forma de democracia es más democrática? ¿Ambas son democracias?
Creo que pensar la democracia comparándola con otras formas de democracia contribuye a la reflexión para mejorar la nuestra. Esto implica que usted vea a otros países y preste atención a la historia de la democracia. En esta breve columna, quisiera realizar este ejercicio comparando nuestra democracia con la democracia practicada en la Atenas clásica, cuna de este sistema al que solemos denominar democrático. De esta manera, la lectora o el lector puede preguntarse si nuestro sistema una democracia deseable comparada con la ateniense. Para ello, de una manera un poco provocadora, primero describiré brevemente la democracia ateniense. En un segundo lugar, la compararé con algunos rasgos de la democracia en la que usted vive con el fin de que reflexione sobre esto.
Para empezar, hay que tener presente que la antigua Grecia no era un estado unificado. Comúnmente se habla de la ‘Antigua Grecia’ como si se tratara de una sola nación. No era así. La región griega se conformaba de varias ciudades-estado (llamadas polis) que, si bien compartían una lengua y creencias religiosas, diferían en sus formas de organización política y eran independientes unas de otras. Muchas veces estas polis se enfrentaban entre sí. Una de las pocas veces que se aliaron fue cuando el imperio persa invadió la región griega durante las llamadas ‘guerras médicas’ en el siglo V a.C. Después de que los griegos lograron expulsar a los persas de las costas del mar Egeo, estas polis normalmente entraban en guerras entre sí. Atenas era una de esas ciudades-estado, una de las más famosas junto a Esparta.
A diferencia de Esparta, la forma de gobierno de Atenas era una democracia. Los atenienses se sentían muy orgullosos de su forma de gobierno distinta a las de las otras polis. Normalmente, como usted sabrá, la democracia tiene como etimología la palabra demokratia que quiere decir demos= pueblo kratos=poder: poder del pueblo. Pues bien, esto no es verdad, o al menos es complicado saber si eso querían decir los atenienses con la palabra democracia. En ciencia política, filosofía y filología no hay un consenso sobre si por demos los griegos referían a la forma en que dividieron Atenas en 139 circunscripciones (a veces llamados demos), a los ciudadanos reunidos en la asamblea (la ekklesia) o a los ciudadanos que gobernaban: los pobres libres. Gracias a las complejas reformas políticas de líderes atenienses como Solón y Clístenes en el siglo IV, la región del Ática que compone Atenas fue dividida en estas circunscripciones con el fin de que gobernaran los pobres libres y no los aristos (los mejores de cada familia) ni los timos (los ricos). En pocas palabras, las reformas de estos líderes atenienses tenían la intención de que el ciudadano común, el pobre que es libre, fueran quienes tuvieran el poder. ¿Cómo gobernaban? Pues bien, generalmente se piensa que los atenienses acudían a una asamblea para deliberar y votar, esto es en parte cierto, pero es mucho más complejo. Los atenienses eran muy inteligentes para diseñar sus instituciones democráticas con el fin de que no fueran ni ricos ni familias notables quienes gobernaran solos.
Lo que caracterizaba a la democracia ateniense era el sorteo y el gobernar por turno. Hoy día se cree que la democracia es acudir a votar por alguien por considerar que ese alguien es ‘mejor’ para gobernar. Inclusive se dice que la ‘fiesta de la democracia’ es ir a votar por alguien cada cierto año. Un antiguo ateniense diría que eso es más bien una forma de oligarquía o timocracia, pero no una democracia, votar por alguien es todo menos democrático. Para los atenienses la democracia era que todos tuvieran la misma oportunidad de gobernar cada una de las áreas (magistraturas) de la vida civil ateniense, pero no votaban por alguien, sino que practicaban el sorteo para que cualquier ciudadano lo hiciese. Los ciudadanos atenienses eran sorteados en igualdad para ocupar un cargo público, no votaban por alguien. Asimismo, aquel puesto sólo lo ocupaban por un máximo de un año, era importante que los ciudadanos fueran rotados constantemente. Recuerde, lo que querían los atenienses era que no fueran unos pocos los que siempre gobernaran. La idea básica es que cada ciudadano, ese pobre libre, tenía la capacidad y el conocimiento para administrar los asuntos de la ciudad. Por su puesto, los atenienses no eran tontos, puestos como los que concernían los asuntos militares no eran sorteados entre todos, aquellos necesitaban que quien lo ocupara supiera dirigir las flotas militares. Pero inclusive aquellos puestos estaban fuertemente controlados por otras instituciones de ciudadanos para que no abusaran de su poder y fueran eficaces en la guerra. No pocas veces los generales atenienses fueron condenados al exilio por sus fallos en la guerra.
¿Nos sirve esta breve descripción de la democracia ateniense para pensar nuestra democracia de hoy día? Tal vez resulte muy ingenuo imitar los complejos mecanismos institucionales que tenían. Es claro que nuestra sociedad es distinta y estamos en el siglo XXI. Si bien algo de innovación democrática puede pensarse, al menos y para empezar, el ejemplo de la democracia ateniense nos sirve para darnos cuenta de que votar por alguien no es en sí democrático. Ver siempre las mismas caras con los mismos apellidos es todo menos democrático. Muy probablemente un ateniense se lamentaría al ver lo que llamamos democracia. Suficiente es decir que en la mayoría de los casos las opciones para votar y quienes gobiernan no son los mejores, ni notables, más bien lo contrario. Zacatecas es el mejor ejemplo de esto. Una idea que creo es rescatable de la democracia ateniense es que todos los ciudadanos son capaces de gobernar distintos asuntos de nuestra sociedad. Otro aspecto rescatable es que nunca es buena idea que unos pocos sean quienes siempre gobiernen. No es buena idea admirar a unos pocos o a uno por hacer esto, eso puede pasar con un rey o una oligarquía, pero no una democracia. En conclusión, es incorrecto creer que ‘democracia’ es lo que se vive en Zacatecas, lo que hay es el mal gobierno de unos pocos que son los peores, pero no una democracia.
Universidad Complutense de Madrid
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