DANIELA ALBARRÁN
La idea de llevar un diario me gusta mucho, más allá de escribir las vivencias diarias, me interesa porque un diario parte de la idea de cotidianidad, de algo que te sucede en el día a día y, en muchos sentidos, pienso que podemos pensar que la vida, la simple y llana vida no es literaturizable; sin embargo, yo pienso todo lo contrario, que la literatura está en los resquicios de todas las vidas y de las personas.
Por eso me interesa mucho la literatura que parte del diario, que son ensayos y que también tienen muchas intenciones de novela, como lo es Línea Nigra de Jazmina Barrera, que es un libro que bordea el ensayo autobiográfico, la novela y el diario personal. En este libro precioso la autora mexicana explora la experiencia de su maternidad compartiendo no sólo los aspectos físicos del embarazo y el parto, sino también los matices emocionales y existenciales que acompañan este proceso.
Lo que me parece marilloso de su forma de narrar es, precisamente, su capacidad para trascender su viviencia individual y conectar con la experiencia universal de la maternidad. A través de su escritura, Barrera logra abrir espacios de comunión donde otras mujeres pueden reconocerse porque son esos recovecos que tiene, esos tintes de intimidad, pero que son, a la vez, un esfuerzo total de compartir esa vivencia al mundo.
Pienso que estos textos, digamos diarios, por decir una cosa, me parecen maravillosos, porque son construidos desde una vivencia, desde lo empírico, y se trasladan a lugares que hacen comunidad. De hecho, al inicio del libro, Jazmina hace un apunte en el que asegura que escribir un diario de maternidad es casi un cliché, que lo recomiendan a las mamás para no olvidar después lo que sucede; sin embargo, más adelante dice que le parece increíble que algo tan común como el embarazo pueda ser vivido de tantas formas y que no importaría que todas las mamás del mundo decidieran escribir un diario de embarazo, pues cada uno sería diametralmente diferente y, por eso, de pronto pienso que debería reconocerse un género que abarque los diarios de embarazo.
El libro también aborda cuestionamientos sobre la dualidad de ser madre y escritora, pues en varios puntos del libro, Jazmina se pregunta en qué momentos va a escribir, de hecho menciona que, cuando recientemente supo que estaba embarazada, le otorgaron una beca para escribir un libro y que, desde el embarazo, ya no pudo escribirlo, sino que, por el contrario, el diario de embarazo pareciera que se estaba escribiendo solo, en las notas de texto de su celular.
De igual forma Barrera crea puentes con otras escritoras como lo que cuenta de Shirley Jackson:
Mi parte favorita es cuando llega al hospital, y la recepcionista le hace una serie de preguntas tediosas que ella tiene que responder entre contracciones. Cuando la mujer le pregunta su ocupación, Jackson responde, escritora. La recepcionista le dice: voy a anotar ama de casa, Jackson insiste, a pesar del dolor, en aclarar que su ocupación es la de escritora, y la mujer reitera que va a anotar ama de casa.
Y esto ejemplifica que en muchas ocasiones o desde algunas ópticas es muy complejo que las mujeres escritoras puedan seguir escribiendo a la vez que maternar, y creo que ése es el cuestionamiento que se hace Jazmina Barrera, cómo escribir cuando se tiene que críar a otro ser humano. Sin embargo, Jazmina menciona que el embarazo es como un doppleganger y al respecto menciona lo siguiente: “Pensé: todo lo que escriba en estos meses, todo lo que haga pero principalmente todo lo que escriba, lo escribimos los dos juntos. Tan juntos como se puede estar: uno en el centro de la otra”.
Creo que Línea Nigra es un libro bien interesante, ya desde que propone repensar la idea de género literario, hasta la forma en que escribe sobre la maternidad, de cómo se puede ser madre mientras se escribe y, aunque yo he decidido no ser madre, pienso en que moriría por poder escribir un diario de maternidad, un libro que le escriba al mundo y que, a la vez, lo escriba con y para la creatura hipotética que jamás tendré.