Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades
Por Gibrán Alvarado*
Bardo (2022), un filme que, al igual que gran parte del trabajo de su director, ha sido muy polémico tanto por la posible “incomprensión” que hubo por parte del público como por las críticas de arrogancia y egolatría que comentaron algunos detractores. Alejandro González Iñárritu se ha caracterizado por su habilidad para entrelazar sucesos en las tramas de sus obras, prueba de ello son Amores perros (2000) o Babel (2006), ambas con guiones de Guillermo Arriaga, de quien después se distanciaría. Iñárritu también ha sabido moverse en los ámbitos del cine norteamericano, sin dejar de lado su capacidad crítica, como lo mostró en Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) (2014).
Para el budismo tibetano, “el bardo es una suerte de estado intermedio entre la muerte y el renacimiento o la liberación”, de ahí el título de la película de esta entrega, un guiño paradójico de los acontecimientos que se presentarán porque realiza una autocrítica muy interesante alrededor de la figura del director mexicano de cine que será premiado en Estados Unidos. La relación del artista con el medio entre las dos fronteras, sus dificultades para hacerse de un espacio en sus inicios, así como saberse portador de una carga por no ser de aquí ni de allá, se evidencian.
No sólo se muestran los deslices del personaje, su relación complicada con amigos e hijos, también se da espacio para una charla emotiva con el padre y algunos reencuentros. De todo este magma que se crea, hay varios elementos dignos de comentar. El más evidente quizá sea cómo se pone en evidencia el mundillo cinematográfico o televisivo en el que imperan la apariencia y los golpes bajos, así como las problemáticas de la fama, el hostigamiento de la prensa y demás opinólogos. A su vez, el papel del personaje al ser mexicano y gringo, aunque dentro del privilegio por tener la vida resuelta económicamente gracias a su trabajo como cineasta, muestra una realidad que muchas personas padecen al momento de migrar en busca de mejores oportunidades.
También, se ponen sobre la mesa varios conflictos no resueltos de la identidad mexicana, la conquista aún como carga, la religión heredada por los españoles, la cual sigue causando estragos (desde mi perspectiva) en las personas y temas contemporáneos que afectan y destrozan al país como la violencia y las muertes (con una escena magnífica que refleja el silencio de los poderosos del Estado y el Clero).
Bardo ha creado polémica porque “cala”, propicia el debate, porque muestra unas cuantas verdades por medio de varias imágenes potentes en las que sintetiza la realidad social del mexicano, quien no es capaz de aceptar y afrontar sus problemáticas, lo que dificulta la superación de esos escollos.
Bardo puede verse en Netflix.
*alvaradohh92@gmail.com