Entrevista a Alejandro Alatorre
Soy Alejandro Alatorre, originario de la ciudad de Zacatecas. Estudié en un taller de cine que duró un año y medio en la Ciudad de México. Ese taller se llamaba Taller Cinematográfico de Mantarraya. Durante mi participación en el taller hice mi tesis de titulación, un cortometraje que se llama Fuego que lleva. Ese cortometraje lo hice también en Zacatecas, en Fresnillo, en la comunidad de Plateros.
ALEJANDRO ALATORRE: Después de hacer ese cortometraje, le ayudé a un amigo con la producción de su película Príncipe de Paz. El autor se llama Clemente Castor y la filmamos en la Ciudad de México, en la alcaldía Iztapalapa. Me tocó el temblor del 2017 porque yo estuve radicando entre Zacatecas y la Ciudad de México durante siete años. Y después de que me tocó vivir el temblor del 2017, algo se me movió, literal y metafóricamente, dentro de mi memoria respecto a cómo era crecer en una ciudad como Zacatecas, [en comparación] a crecer en una ciudad como la Ciudad de México porque mi infancia y la adolescencia las viví completamente en Zacatecas.
Empecé a escribir el guion de la película Donde duermen los pájaros en el 2017 y a partir de que lo escribí hasta ahora han transcurrido siete años, siete años en los que hemos estado trabajando en este proyecto. Acerca de la relevancia, creo que, en mi opinión, la creación de cualquier tipo de arte que proviene de los estados es muy necesaria porque implica la representatividad de otras maneras de vivir, que son distintas a lo que es la Ciudad de México, pues existe una centralización bastante fuerte respecto a la cultura.
Entonces creo que, por ejemplo, escritores, escritoras, cineastas, músicos hombres y mujeres, que están creando y vienen de estados como Zacatecas, por decir uno, enriquece y descentraliza la variedad de arte que se puede encontrar en todo México.
EL MECHERO: Vi tu película hace un año, cuando fue el estreno en el Teatro Fernando Calderón. Me parece increíble la manera en la que plasmas el ser zacatecanos porque es como una media común que hacemos los zacatecanos en nuestra adolescencia. Dinos, a los amigos de El Mechero, ¿cómo escogiste los spots, las situaciones por las que pasa este par de personajes principales, protagonistas de la película? Todo esto que nos envuelve en la cotidianidad de un adolescente zacatecano.
AA: Una parte importante del arte que me interesa tiene que ver con preguntar, preguntarnos, acerca o respecto a nuestras identidades y nuestros imaginarios y qué es lo que compone precisamente nuestra identidad. Creo que eso es algo que he visto en otros trabajos y que me llama mucho la atención y me interesa. Justo pensando en hacer un trabajo propio, me pregunté qué cosas nos dan identidad como zacatecanas y zacatecanos.
La película es sólo una pequeña ventana de lo rico y complejo que es pertenecer a una comunidad o a una ciudad como la nuestra. Es mucho más rico que eso, pero es lo que pude contener dentro de mi trabajo, para mí era importante mostrar lugares y un par de tradiciones que son importantes para nosotros.
Al momento de escoger los lugares traté de que no se fuera hacia algo turístico, porque Zacatecas es una ciudad muy bella, pero también había el riesgo de mostrar como una táctica, que no era lo que me interesaba. Para mí, por ejemplo, mostrar el mural del Prometeo que se encuentra en la Facultad de Derecho de la UAZ es muy especial porque todos pasamos por ahí casi diario y creo que ya lo tenemos tan asimilado que no nos preguntamos qué significa, mucha gente no sabe de qué habla esa escultura. Cuestionarnos acerca de las cosas que nos rodean, como en una ciudad, en un espacio, también es importante. Cuestionarnos sobre qué es lo que nos da identidad y por qué es importante para nosotros.
EM: Háblanos un poco sobre cómo has visto el proceso de tu película. Por primera vez se publicó en una plataforma digital, sólo estuvo unos días. Luego fue la premier en el Teatro Calderón y ahora verla en cines. ¿Qué sientes? ¿Cómo se ha dado esta evolución de exposición?
AA: Participó en algunos festivales de cine aquí en México y luego tuve la oportunidad de estrenarla en Zacatecas en el Teatro Calderón, que para mí fue muy especial porque es mi lugar favorito en Zacatecas. Tuve la oportunidad de acercarme, después de batallar por un par de años para poderla exhibir, con un distribuidor independiente de la Ciudad de México, se animó a distribuir la película conmigo y a partir de eso ha tenido una respuesta bien chida porque, por ejemplo en Zacatecas, la gente se ha dado cuenta del empeño de quienes trabajamos dentro de la película, del empeño que le hemos puesto para sacarla adelante y eso entusiasmó a varias personas en Zacatecas. Y, pues sí, personalmente he sentido una respuesta la verdad muy calurosa y hasta de cariño, podría decirlo, respecto al trabajo. Eso me sorprendió bastante y me dio mucho gusto.
También en la Ciudad de México ha tenido muy buenas críticas. Hay un crítico de cine que se llama Alonso Díaz de la Vega, un gran crítico, muy lúcido, que escribió hace poco sobre la película y sus comentarios eran muy positivos. También como él, hay críticas, como Karina Solórzano, varias críticas y críticos que han hablado bastante bien de la película. Eso nos hace sentirnos satisfechos y satisfechas.
EM: ¿Cómo conformaste al equipo que te ayudó para la película? Creo que el equipo es gran parte del éxito, de que está muy bien conformado.
AA: Cuando comencé a hacer la película empecé con un equipo que no era de Zacatecas y solamente un par de personas era de Zacatecas y era un equipo de trabajo un poquito más grande, siempre fue muy pequeño, pero me di cuenta de que no iba a poder hacer la película de esa manera. Empecé con las Morismas de Bracho y me di cuenta de que la iba a tener que hacer con muchísimo menos recursos y buscando trabajar con la gente que me pudiera ayudar en Zacatecas.
Después de un año de que había filmado las Morismas, María Cristina [Hernández] y yo empezamos a buscar personas de Zacatecas y poco a poco fuimos armando un equipo de trabajo que nadie ni siquiera había tenido la experiencia de trabajar en un cortometraje. Realmente eran amigas o amigos que sobre todo tenían ganas de crear, personas relacionadas al arte. Por ejemplo, estuvo como asistente de producción, pero él realmente se dedica a la actuación. Casi todos éramos amigos y amigas que no teníamos tanta experiencia, pero que tratamos de compensarlo echándole ganas y con empeño y esfuerzo.
EM: Para terminar, cuéntanos un poco de las trabas que hubo con la película, lo difícil que fue culminar con esta obra. También lo bueno.
AA: Al final se nos acabó el presupuesto que teníamos para la película. Se atravesó la pandemia. Entonces, cuando se terminaron los recursos, empezamos a buscar maneras de poder seguir adelante. Por ejemplo, para poder pagar la alimentación del equipo de trabajo nos acercamos a los restaurantes en Zacatecas y les pedimos que, si podían, nos apoyaran donando la comida de ese día, el desayuno, y luego alguien, otro restaurante, nos daba la comida.
También se atravesó la pandemia y hubo la desaparición de algunos fondos del Estado que apoyaban la creación cinematográfica, fue un proceso de mucha incertidumbre acerca de cómo poder terminar la película.
Creo que algo que nos ayudó fue que ganamos un premio en el Festival de Morelia para terminar la película en cuanto a la posproducción. Este premio nos ayudó bastante.
EM: ¿Cuál fue el premio que ganaron?
AA: En la sección de Impulso Morelia, se llama Splendor Omnia.