Por Luisa Espinosa Carmona
El ejercicio físico es una variedad de movimientos corporales planificados, estructurados, repetitivos con el objetivo de mejorar o mantener la aptitud física y la salud, esto hace referencia a cualquier deporte dirigido, fútbol, baloncesto, atletismo, etc.
Son ampliamente conocidos los beneficios de mantener un nivel adecuado de ejercicio físico regular en las personas:
* Ayuda a dormir mejor
* Reduce los síntomas de ansiedad
* Reduce la presión arterial
* Reduce el riesgo de desarrollar demencia y depresión
* Reduce el riesgo de las enfermedades del corazón y la diabetes tipo 2
* Prevención de diferentes tipos de cáncer
* Mejora la salud de los huesos
* Reduce el riesgo de caídas al tener mayor equilibrio y coordinación
* Reduce la inflamación del organismo
* Mejora el estreñimiento
Con normalidad escuchamos que el hacer ejercicio siempre será bueno para nuestra salud, y es verdad y no al mismo tiempo. El impacto que tiene sobre cada persona dependerá directamente de la relación que tengamos con él, el motivante que hay detrás de la práctica. Anteriormente hablábamos de conductas de riesgo, en las cuales se encontraba el ejercicio como una conducta compensatoria.
Se le denomina conducta compensatoria a aquella práctica que tiene como objetivo el “equilibrar” otra práctica que se percibe como inadecuada.
Ejemplo:
* Ayer comí mucho así que hoy haré una hora más de ejercicio
* Puedo comer “x” alimento porque ya fui al gimnasio
* No importa que coma postre más tarde haré ejercicio
No es raro que en algún momento hayas escuchado o dicho alguna de las frases anteriores, ya que lo hemos normalizado de manera preocupante. Es aquí en donde el realizar ejercicio no sería algo que aportará beneficios a nuestra salud, sino el restar salud de manera física, mental, social y emocional.
Teniendo lo anterior en cuenta, entonces, ¿qué señales debo atender para saber si mi relación con el ejercicio no es la mejor para el mantenimiento de mi salud?
* El tener un régimen de ejercicio estricto que no te permita tener flexibilidad en su practica
* Sentir malestar profundo si interrumpen tu sesión de ejercicio y sientas que tienes que volver a empezar porque si no, “no cuenta”
* Si te permites tener una alimentación más variada sólo si hiciste o harás ejercicio, de otra forma mantienen una alimentación estricta
* Si experimentas malestar e incomodidad si un día no puedes hacer ejercicio y sientes que al siguiente día tienes que hacer el doble
* Cuando tu estado de salud te impide el realizar ejercicio y aun así acudes a entrenar; puede que tengas alguna lesión, te encuentres enferma/o, o bajo alguna condición que requiera reposo y aun así ignores las recomendaciones clínicas e ir a “ejercitarte”
* Tener como único motivante para ejercitarte, el obtener un cambio corporal estético, sin tomar en cuenta tu condición corporal actual
Si te llegas a sentir identificada/o con alguna de las frases anteriores o con algún punto clasificado de riesgo, te invito a acudir con un profesional en la salud para iniciar el tratamiento adecuado según tu condición actual y puedas disfrutar de todo lo bueno que el practicar algún tipo de ejercicio puede traer para ti.