
Mi nombre es Eduardo Santana, soy artista plástico. Tengo un taller en la ciudad de Guadalupe que he manejado durante 35 años. Mi pasión es el arte. El arte, para mí, es lo más importante porque, como decía mi madre, quien fue mi primera maestra de pintura, «el arte doma fieras». Y así es: es una pasión, es tener la conexión con una técnica, con una obra, con tus sentimientos, con lo que tienes en el alma, en el corazón, y plasmarlo. Y lo más importante es que haga sentir algo al espectador. ¿Por qué? Porque si tú pintas nada más para ti, sería algo egoísta, y el arte es algo que tienes que difundir a todo público. ¿Para qué? Para que el espectador sienta miedo, tristeza, dolor, amor, desamor o, simplemente, diga: «no me gusta».
EL MECHERO: Nos cuentas un poco de tus inicios, con tu mamá como tu maestra, ¿cómo fueron esos inicios para ti? ¿Qué edad tenías cuando empezaste con la pintura?
EDUARDO SANTANA: Empecé a la edad de 5 años. Ahorita tengo 55 años de edad cumplidos. Mi mamá y nosotros somos originarios de Guanajuato, pero yo ya soy más zacatecano que qué cosa, porque nos venimos cuando yo era muy pequeño. Mi mamá fue ingresada a la Universidad de Guanajuato y se dedicó a poner talleres. De hecho, fundó uno de los primeros talleres en Zacatecas, que este año cumple 56 años.
Obviamente, al tener una madre pintora y por ser el más chico, empecé a trabajar, a ver el arte, a ver la pintura, y desde ahí comencé a formarme a la edad de 5 años. Por fortuna, tengo obra desde mis inicios, con exposiciones colectivas del taller de mi mamá, donde existen folletos con mi nombre. Eso me hizo crecer inmerso en el arte, estar dentro del arte, que es lo más importante para mí.
Mi mamá, al fundar el taller de pintura hace 56 años, me dejó al frente. Ella falleció hace 5 años, pero yo llevo 35 años dirigiéndolo. Para mí es una pasión. En mi historial como pintor, llevo 19 exposiciones individuales y muchas colectivas a las que me han invitado amigos. Me siento muy orgulloso de esta exposición en el Rey Chanate, porque es la número 19 de mi carrera.
EL MECHERO: Ya una trayectoria bastante larga. ¿Todo el tiempo te enfocaste en la grana cochinilla o cómo es que llegas a la técnica?
EDUARDO SANTANA: Llegué a la técnica en 2017. Estuve dos meses viviendo en Oaxaca, donde mi maestro Armando Ferguer, originario de ese estado, me enseñó la técnica de la grana cochinilla. Relativamente, llevo poco tiempo con ella, hasta que la técnica me quiso, porque yo ya la quería, pero fue hasta que ella me aceptó. ¿A qué me refiero con esto? Que en los primeros años en los que trabajé con la grana cochinilla, mucha gente me preguntaba: «¿Es una acuarela?», porque así me la enseñaron, como una acuarela.
Pero, como todos los artistas, uno va experimentando y conociendo la técnica. Yo la quería, pero ahora ella me tenía que querer. Somos como amantes. El arte es como una pareja que hace el amor, y tiene que haber esa pequeña y grande fusión. Eso es lo más bonito en una técnica.
Cuando empecé a «dominarla»—y lo pongo entre comillas porque una técnica jamás se domina del todo—me di cuenta de que es un proceso de años. La trabajas y la trabajas, y sigues descubriendo un mundo de posibilidades. Una pincelada, una espátula, un manchón… todo cuenta. Siempre les digo a mis alumnos: en el arte, hasta las chiripadas cuentan.
EL MECHERO: ¿Crees que ya tienes un cuadro que te encante o todavía estás en la búsqueda de esa obra perfecta, o crees que no existe esa obra perfecta como tal, o todas de alguna manera?
EDUARDO SANTANA: Yo el arte lo hago con el alma y con el corazón. Pero tengo una forma de pensar en la que no existe la obra perfecta. La perfección solo está en la naturaleza, ella es la única perfecta. En el arte, la perfección no existe.
Por eso, lo que hago es trabajar con el corazón, con pasión, con el alma, tal como lo expresa esta exposición.
EL MECHERO: ¿Y qué sigue? ¿Seguirás con la grana cochinilla? ¿Intentarás experimentar con otras técnicas? ¿Regresarás a los orígenes?
EDUARDO SANTANA: En mi trayectoria como artista plástico, me gusta mucho trabajar el óleo, el temple al huevo y la encáustica, que son las técnicas que más domino. Sin embargo, en este momento me interesa mucho dar a conocer la técnica de la grana cochinilla.
¿Qué es la grana cochinilla? Es una técnica prehispánica que nuestros antiguos mexicas usaban para teñir textiles. En Teotihuacán existen murales en estuco pintados con grana cochinilla. Cuando llega la mal llamada colonización, esta técnica se valora al mismo nivel que la plata, ya que los españoles la llevan a Europa. Allí, muchas obras de artistas, textiles y hasta vestimentas del clero fueron teñidas con grana cochinilla.
A mí me interesa que la conozcamos, rescatar un poco de ese pasado y transformarlo en arte, en pintura, en exposiciones como la que presento ahora, Viajes Extraordinarios. Quiero que la gente vea lo que es la grana cochinilla. Me honra ser un zacatecano que ha trabajado con esta técnica y, hasta la fecha, sigue difundiéndola.
Antes de que falleciera, tuve la oportunidad de platicar con el maestro Juan Manuel de la Rosa sobre esta técnica. Hace unos ocho años, presentó en el Museo Goitia una serie de obras en las que utilizó grana cochinilla. En aquella conversación, me compartió algunos consejos que valoro profundamente. Ahora, mi objetivo es seguir el legado de grandes artistas y continuar trabajando para dar a conocer esta técnica, porque es hermosa e impresionante.
EL MECHERO: Como zacatecanos cobra importancia el rojo por el color de la tierra. Son colores que llaman mucho la atención también de tu obra. Cuéntanos un poco sobre Viajes Extraordinarios ya como una obra en conjunto. ¿Qué significa para ti?
EDUARDO SANTANA: Viajes Extraordinarios para mí es una serie que amo profundamente, porque nació en un momento muy difícil: la pandemia. Estábamos encerrados, viviendo una situación complicada a nivel mundial, y de ahí surge el título de la exposición.
Durante ese tiempo, me refugié en la música. En mi lista de reproducción ponía distintos artistas que me gustan, por ejemplo, Enrique Bunbury. Me sentaba a pintar mientras escuchaba una canción tras otra, hasta terminar una pieza. Luego, con una copa de mezcal y un buen cigarro, observaba la obra y le daba el título de una canción junto con una frase de la misma. Así fueron mis Viajes Extraordinarios.
No podía salir ni visitar a mis padres, quienes en ese entonces eran adultos mayores. Estaba confinado en mi domicilio, pero viajaba a través de mi arte. Cerraba los ojos, imaginaba lugares y, al abrirlos, veía mi obra y decía: «Voy a viajar a tal sitio, voy a caminar por ahí».
En total, realicé una serie de 30 obras, todas en grana cochinilla. La curadora fue mi querida amiga Kari García, directora de la Fototeca de Zacatecas. Además, me invitó mi exalumno Óscar Édgar López, a quien conocí en la década de los 90 cuando impartía talleres en la Casa Municipal de Guadalupe. Él me propuso exponer en la Galería El Rey Chanate, lo cual agradezco profundamente. Me dijo: “Maestro, quiero una exposición tuya”, y le platiqué sobre la serie. Le encantó la idea y decidimos presentarla para la temporada del 14 de febrero.
Kari García curó las piezas, y mi gran amiga Verito G. Arredondo, ganadora del Premio de Poesía Ramón López Velarde 2014, estuvo a mi lado en la curaduría y en el texto. Para mí, Viajes Extraordinarios no sólo refleja el amor, el desamor, la tristeza y la alegría que viví en aquel momento, sino también el honor de haber estado acompañado por dos grandes mujeres en este proceso. Eso hizo que mis Viajes Extraordinarios fueran aún más grandes.
EL MECHERO: ¿A dónde se podrían contactar quienes estuvieran interesados en conocerte, o en conocer la obra, incluso en adquirir alguna?
EDUARDO SANTANA: Estoy en redes sociales como Eduardo Santana, tanto en Instagram como en Facebook. Mucha gente ya me conoce, Eduardo Santana, y por esos medios pueden contactarme para conocer mis piezas.
EL MECHERO: ¿Algo más que te gustaría compartir con los lectores de El Mechero?
EDUARDO SANTANA: Lo que siempre he dicho y quiero seguir diciendo es que la comunidad artística debe apoyarse siempre. ¿Para qué? Para que las cosas crezcan y sean más grandes. Aquí en Zacatecas estamos viviendo una situación muy triste y difícil, y el arte, como decía mi madre, «doma fieras».
En esta galería hay obra mía, hay obra de otras personas, y la cafetería del Rey Chanate (Tapazolli), es un espacio rodeado de arte. Lo único que pido es apoyo entre la comunidad artística para que esto crezca, se difunda y siga expandiéndose. La poesía, la pintura, lo que ustedes hacen… todo lo que es arte debe unirnos.
La exposición Viajes Extraordinarios se encuentra en la Editorial-Galería Rey Chanate, en Callejón del Moral 107, Centro Histórico, Zacatecas. ¡No se la pierdan!