Ana Guadalupe Rodríguez Mancha
Hablando en términos del padre de la medicina y precursor de la ética médica; Kyrios Hipócrates de Cos, quien formuló algunas teorías que se relacionaban a los estados de ánimo de las personas, postulando que los seres vivos están formados por sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla, y que la presentación de la enfermedad en cualquier individuo era la manifestación física del desequilibrio de estos cuatro componentes; dentro de la creencia griega se pensaba que la negra bilis era la causante de los tumores mamarios y de no ser tratados, la capsula que los envolvía podría romper y diseminarse en todo el organismo ocasionando muerte fulminante por invasión. Actualmente, y con el avance de la ciencia, se ha esclarecido, pero no a la totalidad el origen y desarrollo del cáncer.
Haciendo una encuesta en mi pequeño, pero significativo templo de trabajo, el 98% de los encuestados, contestó que el cáncer es la enfermedad más letal que existe, atacando física, psicológica y socialmente a miles de familias. El 19 de Octubre se conmemora el día internacional de lucha contra el cáncer de mama, donde organizaciones e instituciones de salud hacen difusión masiva sobre la detección temprano y el tratamiento oportuno, estimando que cerca de 1 de cada 12 mujeres y 1 de cada 100 hombres enfermarán a los largo de su vida.
Una de las estrategias que se implementan en las campañas del mes rosa es difundir a la población como se realiza el diagnóstico temprano, los beneficios del tratamiento oportuno, pero ¿qué lugar merece o se le da a la prevención? En días pasados al escuchar una entrevista de una “Docta, presidenta, secretaria…” de un estado reconocido, mencionaba algo que me alertó de sobremanera, haciendo énfasis en que “ El cáncer de mama no se previene…” y bueno entendiendo algo de su lógica y espero que no se haya mal interpretado por la audiencia, ya que genera confusión en el término, la prevención tiene como propósito evitar la aparición de riesgos y disminuir los efectos negativos, tal y como lo menciona la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su documento “Prevención: Factores de riesgo y prevención del cáncer de mama”, que precisa una prevención primaria enfocada en evitar que las mujeres/ hombres desarrollen la enfermedad y la prevención secundaria que evitar la recurrencia. La prevención es el pilar y el origen, es anticiparse, adelantarse, predecir aquello que pudiera suceder e impactar negativamente en la salud de las personas, familia y comunidad e iniciar un plan de acción ante dicha predisposición.
La prevención del cáncer de mama tiene tres componentes principales: 1) modificaciones del comportamiento o modo de vida (por ejemplo, régimen alimentario balanceado, estado nutricional normal, ejercicio 150 min por semana, bajo consumo de alcohol, tabaquismo y hormonales, un nivel de estrés bajo, etc); 2) intervención farmacológica a pacientes con factores de riesgo y diagnóstico establecido (por ejemplo, el tamoxifeno); y 3) cirugía profiláctica (mastectomía) para pacientes con mutación genética en los genes BRCA 1 Y BRCA 2 e historia de madre, abuela o hermanas con cáncer de mama.
El cáncer de mama no respeta género, estado socioeconómico o escolaridad, como bien menciona la presidenta de escritorio, se necesita la colaboración interdisciplinaria para disminuir los casos de esta enfermedad, se deben generar políticas públicas basadas en evidencia que involucren todos los sectores como la salud, la educación, la política, la sociedad y la familia en busca de un único fin, preservar la salud; acude con tu médico de familia quien podrá definir y jerarquizar tus factores protectores y de riesgo para el cáncer de mama, juntos podrán definir un plan de intervención especializado, te toca tocarte con amor y prevención.