GIBRÁN ALVARADO
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¿Cómo definir la pureza?, ¿de qué forma conseguirla? Este mes escribiré sobre el trabajo de Arturo Ripstein, director relevante en la historia del cine mexicano. El castillo de la pureza (1973), cuyo precedente es una historia real llevada a la literatura por Luis Spota en La carcajada del gato nos presenta a una familia citadina que se mantiene alejada por casi dos décadas de todo el exterior, el personaje principal, Gabriel, es el único que sale a vender el veneno de ratas que él y sus hijos fabrican. ¿Por qué sucede esto?, ¿por qué mantenerlos recluidos?
Esta es la premisa principal de la película, además, la pareja y sus hijos tienen nombres que evidencian una lectura simbólica: Gabriel y Beatriz son padres de Porvenir, Utopía y Voluntad. Quizá en este plano podría hacerse un análisis más complejo, en esta columna bastará destacar algunos aspectos más simples, como la analogía que Gabriel hace respecto a la relación que hay entre las ratas y los humanos. El origen de la paranoia de este peculiar padre de familia se centra el mal que hay en el mundo exterior, el cual, poco a poco se va degradando más, lo cual enseña a sus hijos a través de la lectura de noticias o por medio de las profecías de Nostradamus.
Sin darse cuenta, conforme llena la mente de ellos con toda la podredumbre que los podría acechar si salen de su hogar, él está fabricando un veneno diverso al que vende en los negocios para la erradicación de las ratas, está sembrando de su familia la necesidad de probar lo prohibido. En ese hogar no se come carne, pero Gabriel, cuando sale, disfruta tacos de carnitas y descarga su virilidad con ¿prostitutas? Él anhela cuerpos vírgenes, la pureza, aunque sus acciones sean contrarias a las ideas que propaga con su esposa e hijos.
Por su parte, Beatriz es una mujer sumisa, quizá cómplice sin darse cuenta, poco a poco, es consciente de los problemas de su marido y en sus hijos verá todo lo que ha dejado atrás por mantenerse al lado de Gabriel. Entre esta “revelación” y la paulatina caída mental del padre, sucederán cosas cuando los hermanos van creciendo, querrán conocer el mundo, el mar, a la gente, esa de la que han sido alejados, con el paso del tiempo se vuelve imposible vivir en ese castillo de la pureza, ese castillo que se cae a pedazos, que se sostiene de pocas vigas ante la lluvia, se ha quedado vetusto, como el pensamiento de Gabriel…