
ÓSCAR ÉDGAR LÓPEZ
Tengo dos años de ciber yonqui, aunque hace más de diez que comencé a consumir redes sociales, plataformas multimedia, videojuegos y otras formas del mundo digital y cibernético. Este nuevo vicio se suma a otros que ya arrastro, aunque pasa desapercibido y muchas veces como obvio, porque casi la totalidad de las personas estamos enganchados a la droga del wifi. Apenas abro los ojos mi mano adormilada busca el aparato que siempre coloco junto a mí en la cama, comienzo otro día con dosis de imbecilidad, desde videos de gatitos que bailan flamenco a casos de imberbes asesinos. Para almorzar abro la página de videos y me como el huevo con la xenofobia y la avaricia usual de occidente, luego en la ducha doy iniciar a un podcast en donde hablan del mundo criminal mexicano; viene la hora de trabajar en la computadora, entonces inicio un playlist en una página de sólo música, todo esto con revisiones periódicas a la ventana de la mensajería y mórbidos vistazos a la intimidad de gentes en Irlanda o en Veracruz que comen cosas raras y reportan baches. Alguien hace un comentario cargado de odio y sarcasmo acerca de una de mis opiniones, entonces respondo aún con más agresividad, me llaman para decirme que tendremos una videollamada del trabajo a las 2:00 de la tarde. Busco en el móvil el icono de la plataforma de fotos y me paso casi dos horas observando más videos de gatos y de un tremendo pez que emergió en las costas de España. Un mercado digital lanza un anuncio en mi pantalla: oferta en trampas para zarigüeyas, tabaco Virginia en latas de 360 gramos… Veo que es tarde y entro a la conferencia, mientras la jefa habla en la pantalla pongo modo “sin cámara” y juego una partida de ajedrez con uno que dice estar en Italia, doy un vistazo a los mensajes y leo a mamá que me saluda, mi amigo Pepito ha mandado otra de sus favoritos Slasher de los años ochenta. Termina la reunión, enciendo el micrófono para decir adiós y me disparo a la escuela para dar mis clases, en el auto conecto el cable auxiliar, Dua Lipa canta mientras conduzco, como hay tráfico en el pueblo puedo dar otro vistazo a los mensajes: “estarás este fin de semana en Zacatecas”, me pregunta, sin signos de interrogación, alguien que me invita a beber cerveza. En el aula analizamos microvideos de la red social que le encanta a los jóvenes. Mientras los alumnos abandonan el salón y entra el siguiente grupo, mando un emoji de beso a mi amada, ella responde de inmediato: una foto de Cuqui, la yorkshire mascota y testigo de nuestro pacto conyugal. Vuelvo a casa, pero me detengo en una tienda, olvidé el efectivo y la tarjeta: abro la aplicación del banco y pago con transferencia. Salgo con dos cervezas de ridículo tamaño dildónico, en el departamento cargo y abrazo a mis dos amigos felinos, no pasan ni diez minutos cuando he entrado ya a la plataforma de videos para seguir con el chisme de la película horrorosa del macho con tetas. Estoy en mi sofá, dejo al fin el móvil descargado sobre la mesilla de centro, respiro y me enjugo los ojos, descubro frente a mí la bella fotografía de Tulio Cortez. Que dicha el cielo que se abre después de esa puerta de fierro, las nubes están cargadas y a punto de llorar, el viento las hincha y las hace aparecer deliciosas, un camastro ideal para depositar mis cansados ojos. La puerta de fierro también es azul, pero el gran protagonista de esta imagen es el cielo, Tulio así nos lo deja claro en su composición de dos segmentos sin línea de horizonte. Me hace pensar en Berndnaut Smilde, en sus nubes artificiales de salón rococó, pero las nubes de Tulio Cortez están realmente vivas, me llevan a la ensoñación y a la nostalgia: cuando era adolescente y me escapaba al Cerro de la Virgen, el cielo cabía en una poza y bebíamos aquellos nubarrones torrenciales, las manos en la tierra y la boca en el agua. La fotografía me calma, me devuelve algo de una tranquilidad ya perdida, entonces aparece la necesidad del adicto y me levantó inquieto a buscar ese maldito cargador del celular que no se en donde lo he dejado.
AUTOR: Tulio Cortez
TÉCNICA: Fotografía
AÑO: 2021
IG: @tuliocortez_