POR DIEGO VARELA DE LEÓN
Septiembre, mes de la patria, en este mes se celebran acontecimientos como el día 13 y 16 de septiembre, días de los Niños Héroes y de la Independencia, respectivamente, eventos que sin duda marcaron la historia contemporánea de nuestra nación; venidos de una resplandeciente cultura en la época prehispánica y que tras la conquista española nuestros ancestros vivieron un sin número de peregrinares por el avasallamiento de los conquistadores, quienes a punta de espada y fuego impusieron una nueva cultura que se basó no en el intercambio cultural, sino en el aniquilamiento de los usos y costumbres para darle entrada a una nueva forma de vida, hasta la Independencia que, dicho sea de paso, la raza pura de nuestros indígenas no se independizo de los españoles, sino la mezcla estamental de ambas razas, es decir los criollos y el mestizaje de la corona española. Catalizado tanto por las ideas de la revolución francesa como por el creciente disgusto de la nueva España contra la corona española por los altos impuestos que se imponían a los pueblos conquistados dada la crisis por la que atravesaba España.
Habremos de recordar que en esos años España era invadida por Napoleón Bonaparte y, es en la presión que Carlos IV, se ve obligado en abdicar a favor de su hijo Fernando VII, movimiento que no le agradó a Napoleón y forzó la abdicación de Carlos IV, quien fue obligado a renunciar y entregar la corona a Napoleón, quien a su vez nombró a su hermano José Bonaparte, acontecimientos que tuvieron una repercusión sumamente importante en América, donde se preguntaban que resultaría más conveniente ante la invasión de la península ibérica, y en la lógica de la reflexión era que el siguiente paso de Napoleón era la invasión de la Nueva España, y habría que hacer algo para evitarlo y en ese sentido los levantamientos en el mundo iberoamericano ocurrieron dentro del esquema de lo que se conoce como el “fernandismo”, es decir, levantamientos planteados desde su origen para procurar el regreso de Fernando VII al trono. Lo cual explica que muchas de las banderas de los estados del centro y el sur americanos son azul cielo con blanco, que eran los colores de la casa Borbón.
Dados los movimientos de Francia en España, el movimiento insurgente tiene sus antecedentes en 1808, cuando en la Nueva España se supo la noticia, y el descontento entre los criollos no tardó en manifestarse, negándose a estar a la sombra de los franceses, algunos de ellos comenzaron a pensar en una independencia. Y con esta idea el 19 de julio de 1808, Juan Francisco Azcarate y Ledezma, Regidor del Ayuntamiento de la Ciudad de México, y Juan Francisco Primo de Verdad y Ramos, Sindico, propusieron al virrey José de Iturrigaray formar una junta provisional con base en el pueblo, pues a su considerar en éste debía recaer la soberanía a falta del rey y se dan así los primeros pasos hacia la independencia, que estallara propiamente en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, fecha en que se registró el “Grito de Independencia”, atribuido al cura Miguel Hidalgo y Costilla, en la población de Dolores, ubicado en la intendencia de Guanajuato, hoy Dolores Hidalgo, Guanajuato, hasta su consumación el 27 de septiembre de 1821, 11 años después con la firma del Plan de Iguala o Plan de las Tres Garantías también conocido como el Plan de Independencia de la América Septentrional, proyecto político dado a conocer y proclamado por Agustín de Iturbide el 24 de Febrero de 1821 y publicado el 17 de marzo del mismo año y la entrada del Ejercito Trigarante a la Ciudad de México.
En todo momento de nuestra historia desde la época prehispánica no sólo la influencia cultural externa sino también desde dentro, siempre ha habido algunos malos mexicanos en todas las épocas que ha vivido nuestra nación, la envidia, voracidad, corrupción, impunidad, indolencia y codicia de algunos extranjeros coadyuvada por otros tantos connacionales, han escrito a lo largo de nuestra historia, episodios irritantes, lamentables, tristes e injustos; además, faltos de la más elemental conciencia de patriotismo. Hoy es necesario comprender nuestra riqueza histórica, pues comprendiendo nuestro pasado entenderemos nuestro presente y prepararemos nuestro futuro hacia mejores estadios de paz y armonía social tan anhelada en nuestras vidas, pero tan alejada de nuestra cotidianidad.