Por: Isaluna Torres
¡Hey, amigas y amigos! Quiero platicarles sobre un tema que ha estado generando mucho debate en nuestro país: el famoso «impuesto rosa» o «tax rosa». ¿Alguna vez han escuchado hablar de él? Pues bien, se trata de un impuesto que se aplica en México a productos y servicios que están dirigidos principalmente al consumo femenino. ¡Sí, así como lo oyen!
La idea detrás de este impuesto es supuestamente igualar la carga fiscal, pero muchas personas, entre las que me incluyo, creemos que más bien refuerza estereotipos de género y contribuye a la desigualdad económica que enfrentamos las mujeres. Permítanme darles algunos ejemplos para que entiendan mejor.
Empecemos por los productos de cuidado personal. El shampoo, el acondicionador, las cremas faciales y corporales, el maquillaje y hasta los productos para la menstruación han sido víctimas de este impuesto. Hasta el año 2020, los tampones y las toallas sanitarias estaban gravados con un 16% de Impuesto al Valor Agregado (IVA), mientras que los productos similares para hombres no tenían ese impuesto extra. ¿Injusto, no creen? Las mujeres estábamos pagando más por productos básicos simplemente por ser mujeres.
Otro ejemplo clarísimo del impuesto rosa se encuentra en el ámbito de la moda y la ropa. ¿Se han dado cuenta de que las prendas y accesorios femeninos, como vestidos, blusas, faldas y bolsos, suelen ser más caros que los productos similares para hombres? ¡Sí, así como lo oyen de nuevo! Y eso no sólo afecta nuestro bolsillo, sino que también refuerza los estereotipos de género al imponer costos más altos a las prendas consideradas «femeninas». ¡No es justo!
Pero no sólo se trata de productos, también afecta los servicios que buscamos para consentirnos y cuidarnos. Por ejemplo, los salones de belleza y los spas están sujetos a impuestos más altos que los servicios similares para hombres, como las barberías. Esto significa que, si queremos disfrutar de un buen corte de pelo o consentirnos con un masaje, ¡tenemos que pagar más! ¡Y eso no está nada bien!
Ahora, no todo está perdido. Hay que destacar que no todos los productos y servicios destinados a las mujeres están sujetos a este impuesto rosa. Por ejemplo, los anticonceptivos están exentos de él, ¡por suerte! Pero aún así, la existencia de este impuesto sigue siendo motivo de preocupación para quienes creemos en la igualdad de género y en eliminar las barreras económicas que enfrentamos las mujeres.
Es por eso que varias organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres y grupos de la sociedad civil están levantando la voz y pidiendo al gobierno que revise y elimine este impuesto rosa en México. Argumentamos que esta medida sólo perpetúa la desigualdad económica y que nuestro sistema tributario debe ser más justo y no discriminar por género.
En resumen, el impuesto rosa en México es una carga económica adicional que afecta a las mujeres en diferentes aspectos de nuestra vida diaria. Desde productos de cuidado personal hasta servicios de belleza, las mujeres enfrentan precios más altos debido a este impuesto discriminatorio. Esta situación refuerza los estereotipos de género y perpetúa la desigualdad económica entre hombres y mujeres.
Es fundamental promover un sistema tributario equitativo y neutral desde el punto de vista de género, que no imponga cargas adicionales a las mujeres por el simple hecho de serlo. La eliminación del impuesto rosa es un paso necesario para avanzar hacia la igualdad de género y brindar a todas las personas igualdad de oportunidades económicas.