Por Gibrán Alvarado*
La historia del cine mexicano se remonta a hace más de cien años, llama la atención la necesidad de expresar una realidad que se vela a partir de la perspectiva del realizador o, en muchas de las ocasiones, por la narrativa imperante y/o propuesta de Estado, esto se puede ejemplificar con el esmero de Porfirio Díaz por legitimar(se) y demostrar(se) el poderío y capacidad propagandística que proporcionaba el invento de los hermanos Lumiére o con la necesidad de crear “lo mexicano” y los estereotipos de éste en la filmografía de mediados del siglo pasado, así como en la actualidad un tema que se explota es la violencia. Edward Ross, en Filmish. Un viaje gráfico por el cine (2017) escribe:
La imagen en movimiento, un lenguaje fértil y complejo, es un vehículo que tiene poder inmenso para comunicar ideas. […] En su retrato de todo, desde la sociedad, la familia y el gobierno, hasta el género, la raza, la sexualidad, el cine cumple una función vital en la determinación de los valores morales y en la reafirmación de las normas y las expectativas sociales (pág. 131).
En los últimos años, la violencia ha sido retomada en muchos documentales y películas, algunas de ellas, de 2010 a la fecha son: El infierno, La jaula de oro, Guten Tag, Ramón, La dictadura perfecta, Las elegidas, Tempestad, La libertad del diablo, Ya no estoy aquí, Sin señas particulares, Noche de fuego, Las tres muertes de Maricela Escobedo, La civil, Nudo mixteco, etcétera. No en todos los filmes la violencia se presenta como eje central, pero en todas hay algunas muestras de ella.
La violencia no existe solamente en el narco, así lo han demostrado varios filmes, está todos los días en las calles y parece normal vivir en una situación donde debemos estar atentos en todo momento, en el centro de la ciudad y en casa. Estamos cansados de la situación actual y el cine es una herramienta en la que nosotros podemos expresar ese sentir, mostrarlo al mundo, pero, sobre todo, a nosotros mismos y quizá a los gobernantes que buscan evadir la problemática, que el mostrar sea una denuncia, por eso no creo en ese discurso en el que se dice que se vende lo exótico o se explota esa imagen del país destruido por las balas y el miedo.
Debemos ver los problemas y gritarlo, exponerlo, eliminar el silencio, eliminar la ceguera. Me parece importante escribir sobre la realidad que vivimos porque la violencia está en las fronteras norte y sur, de Tijuana a Mérida, los mexicanos debemos sobrevivir, trabajar, obtener un suelo y ser felices en la realidad de este país de las maravillas donde nunca vence la justicia…
¹ Una versión escrita en italiano y más extensa de este documento se publicó en Pensierini Magazine # 11, en el mes de julio de 2022.