ENRIQUE GARRIDO
En cualquier aspecto de la vida el ritmo es importante. Éste se relaciona con muchos factores, pero destaco dos que a mi modo de ver ayudan a perfilar mejor una vida llena de satisfacción: la paciencia y el timing. Aspectos explorados en discursos estoicos y en la poesía, aunque aplicables a procesos o encuentros personales.
Y es que la paciencia es una virtud que cada día se practica menos. Todo lo queremos corto y rápido, sin ponerse a pensar en el placer que implica cualquier proceso, o la satisfacción de obtener un resultado, o alcanzar la meta.
Otro problema de vivir tan apresurados es que nos adelantamos a las cosas, pensando que eso nos ayudará a que se concreten. El universo conspira, pero con reptilianos o iluminatis, que tienen más presupuesto y controlan el clima, no con nosotros, por lo que es conveniente esperar a lo oficial, y anunciar cuando se deba anunciar.
Porque bien declara el dicho: “en política y en el amor, todo se vale”, aunque eso no significa que tenga un resultado satisfactorio. Así, en el terreno del erotismo, la paciencia nos permite alcanzar una conexión emocional con nuestra pareja, o detalle, pues comprender y conocer las necesidades y deseos del otro requiere tiempo y dedicación. La gratificación es lograr un ambiente de confianza y seguridad; asimismo, estimula la comunicación abierta y la intimidad emocional, lo que enriquece nuestra experiencia erótica. Todo ello gracias a tener un buen “pre”.
Al contrario, entre sábanas, proclamarse ganador antes del “pre” es como venirse sin haber llegado, es el “ya acabé” sin empezar. En este tenor, el jugueteo previo es importante y requiere paciencia, caricias y risas cómplices. Octavio Paz observó que el erotismo era como una danza, un juego de acercamiento y retirada, de tensión y liberación, lo que se obtenía a través del ritmo, combinación entre paciencia y un buen timing. Y es que el ritmo erótico es una metáfora de la vida misma, con sus ciclos de deseo y satisfacción.
Ahora bien, esta dinámica rítmica es esencial para la experiencia erótica, crea sentido de anticipación y misterio, intensifica la conexión entre los amantes. Paralelo a ello están aquellos que les urge llegar al final, proclamar el triunfo antes de que acabe la contienda, y que incluso se burlan de sus rivales, padecen un severo caso de precocidad, factor en la insatisfacción que sexenio a sexenio venimos padeciendo.
Al final, el ritmo en el erotismo y en la vida actúa como una forma de comunicación no verbal, pero importante. Lo trascendental es lograr una empatía, pues a través de la sincronización de movimientos y la atención a las respuestas del otro, el ritmo establece una conexión íntima, que puede ser política o erótica.