OTHNIEL RUIZ
Ahora que ha comenzado un nuevo año es muy común que las personas tienen en mente propósitos de año nuevo, lo cual no es más que un cambio de hábitos, algunos muy dañinos, por otros más gratificantes; y el hábito de fumar es uno de los más nocivos, que más trabajo cuesta dejar y seguramente de los primeros en la lista a dejar en propósitos del 2024.
De ahí que hablaremos sobre el tabaquismo y sus consecuencias, principalmente en el aparato estomatognático para, de esta manera, contribuir con más y mejores razones para quienes han decidido o por lo menos tienen en mente el abandonar el uso del tabaco.
Seguramente hemos oído al menos sobre una campaña de por qué el fumar es malo y es que, al ser un producto relativamente accesible, dejando el costo en último lugar, cada vez más personas jóvenes se involucran en este hábito, tanto que estadísticamente hablando una de cada tres personas se considera fumador habitual.
Por consiguiente, la tasa de enfermedades que pueden producirse o incrementar su aparición se vuelve muy alta y desafortunadamente salen a relucir en una etapa ya muy avanzada. Sabemos que los efectos del tabaquismo se dan tanto a nivel local como a nivel sistémico, lo cual nos lleva a ejemplificar algunas de las causas dentro del área estomatológica.
Desde las más simples como el mal aliento o el retraso de cicatrización de heridas en la mucosa orofaríngea, hasta enfermedad periodontal y el no deseado cáncer oral. Aparte de lo anterior, contribuye en otros procesos como la disminución de las funciones de las papilas gustativas, o las manchas en órganos dentales que dan un mal aspecto.
Con respecto al tabaco, un cigarrillo contiene demasiadas sustancias nocivas con capacidad carcinogénica (que puede producir o aumentar la aparición de células cancerosas), las cuales fácilmente atacan al sistema de defensa del organismo que provoca el incremento a generar las enfermedades previamente mencionadas.
Mientras más cigarrillos se consuman por un tiempo prolongado el tabaco va actuando sistémicamente (cáncer de pulmón, de estómago, EPOC, etc) y localmente, pues, aunque no sea un hecho, las personas fumadoras tienen tres veces mayor riesgo de desarrollar cáncer en cualquiera de sus formas, sin olvidar las otras consecuencias como enfermedad periodontal, siendo más difícil de controlar debido a un sistema inmunitario deficiente.
Para finalizar, luego de muchos estudios llegamos a la conclusión de que el hábito de fumar es de los más perjudiciales en nuestra salud y hasta nuestro bolsillo, pues no sólo estamos pagando el costo de la cajetilla más impuestos, sino que a la larga los daños van a facturar cuenta. Entonces la próxima vez que quieras llevarte un cigarro a la boca, piensa que puede salirte más caro de lo que en realidad cuesta.