Por: Gibrán Alvarado*
Desde mi perspectiva, en nuestro país se hace muy buen cine, la problemática radica en la poca difusión y escasez de espacios para proyectarlo, las salas comerciales están coptadas por producciones provenientes del las tendencias establecidas por Hollywood; también, el público pocas veces se interesa por indagar en las propuestas que no forman parte de este círculo de distribución. Cinetecas, cineclubes independientes, salas de arte o determinadas plataformas son las encargadas de dar oxígeno al apabullante panorama de filmes simplistas, reciclados o realizados sólo para obtener ganancias económicas en pocas semanas.
El papel del cine va más allá, es importante que su puesta en escena posibilite la crítica y la reflexión en el espectador y la breve filmografía de la directora Ángeles Cruz cumple con ello porque es una de las más interesantes en el panorama actual, prueba de ello es la reciente obtención del Premio Ariel a la Mejor Opera Prima por Nudo mixteco (2021). En este escrito comentaré La carta (2014), un cortometraje que se centra en visibilizar la sexualidad de las mujeres indígenas. La trama se desarrolla en Tlaxiaco, perteneciente a la Mixteca Alta del estado de Oaxaca. Dos relojes desempeñan un papel relevante, uno de la habitación y otro en la plaza municipal, este detalle proporciona una clave en el devenir de los acontecimientos.
Lupe regresa en un camión de pasajeros, el reloj marca las 6:05 y, en voz de una mujer, “en este pueblo siempre son las seis, cinco”; camina hacia el hogar familiar, la reciben su madre y hermano, le preguntan si ya se curó porque mientras eso no suceda para ellos estará muerta. Cabizbaja, se dirige a casa de Rosalía, su mejor amiga de la infancia y quien, antes de irse del pueblo, le entregó una carta en la que le pedía algo, al parecer, ha regresado para saber la respuesta a esa cuestión; además, pareciera que es la única persona a la que puede recurrir en busca de apoyo. Rosalía la invita a beber un café, mientras ingresan voltea a todos lados, no quiere que la vean y los murmullos empiecen a surgir en el pueblo.
Charlan sobre su pasado y hay una respuesta que no es verbal, con un plano cenital se le muestra al espectador la decisión que han tomado. Después de lo acontecido se inicia el viaje de regreso, la salida del pueblo, un viaje que aún tiene escollos en una sociedad tradicional, misógina y homofóbica. Por medio de estas representaciones se visibiliza y da voz a determinadas minorías. El último fotograma cierra con la esperanza del movimiento de las manecillas, el tiempo no se detiene. La carta, así como parte de la filmografía de la directora, puede verse de forma gratuita, previo registro con correo electrónico, en Filminlatino: https://www.filminlatino.mx/corto/la-carta