ANA RODRÍGUEZ MANCHA
Dentro de la mitología griega, el reposo natural de las funciones del cuerpo, que actualmente llamamos sueño, era considerado como la conexión perfecta, para que los dioses se comunicaran con los mortales, enviando mensajes importantes, con el simple y sencillo objetivo de otorgar sabiduría divina. Ejemplo de ello se encuentra el Dios Morfeo, quien aleteaba sus alas frontales en silencio para inducir el sueño, un sueño que hasta la fecha presenta discrepancia en la traducción de las señales sinápticas, para encontrar coherencia y significado del mensaje enviado, pero más que una actividad para elaborar historias sin aparente sentido, es una actividad meramente de descanso corporal y de reparación mental y celular.
El proceso del sueño varía según las etapas de la vida, los recién nacidos y los niños duermen aproximadamente entre 17 y 13 horas, los adolescentes y hasta la etapa adulta duermen entre 9 y 8 horas y por último se culmina con 7 horas de sueño en el adulto mayor, lo que representa dormir en total 1/3 de los años que se viven, lo correspondiente a 26 años de vida soñando en los brazos de Morfeo. Este proceso fisiológico se ve modificado de manera positiva o negativa por causas externas como los hábitos de las personas, las emociones, algunas enfermedades, exposición prolongada de luz artificial brillante como el uso prolongado del celular o pantallas de televisión que atacan la homeostasis de tal proceso.
Algunas personas presentan alteraciones en el ciclo de sueño-vigilia, llamado así al reloj interno de nuestro cuerpo, que permite identificar por medio de estímulos externo el horario diurno o nocturno en el que nos encontramos, de ello depende cierta liberación de hormonas en nuestro organismo para la mejor regulación. En la ausencia de luz en la retina, se activa un mecanismo para la producción de melatonina, hormona responsable del ciclo circadiano, que dictamina en que momento pasamos de sueño a vigilia y a la inversa, iniciando su acción hora y media tras quedarse dormido, presenta múltiples beneficios entre los que se encuentra inducir el sueño profundo, influye en el crecimiento, aumenta la memoria, disminuye el riesgo de depresión, retarda el envejecimiento, modula la respuesta inmunológica e influye en la disminución de los radicales libres que predisponen la aparición de cáncer. Otra hormona importante que se libera al amanecer cuando existe mayor exposición de luz es el cortisol, que ayuda a controlar el estrés físico o emocional, regula el metabolismo, reduce la inflamación y contribuye en el sistema inmunológico.
El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente en el mundo, en el que se pierde la capacidad de conciliar el sueño (quedarse dormido) o mantenerlo, presentando periodos muy cortos de sueño reparador y por consiguiente les lleva a despertares nocturnos incomodos y devastadores para la calidad de vida. La higiene del sueño representa el mejor pilar de prevención de enfermedades físicas, psicológicas y sociales en la familia, por lo que se recomienda 10 pautas esenciales para retomar el buen hábito del sueño. Primero, evitar el consumo de toda sustancia excitante del sistema nervioso como el café, el té o el alcohol en horarios próximos a dormir; segundo, tomar una cena ligera y esperar una o dos horas para acostarse; tercero, realizar actividad física de preferencia por la mañana ya que el ejercicio activa el organismo y da energía; cuarto, evitar siestas prolongadas no más de 20 a 30 minutos en el día; quinto, mantener horarios de sueño acostándose y levantándose siempre a la misma hora; sexto, evitar exposición a la luz brillante (televisión o celular) a la última hora de la tarde-noche; séptima, no realizar en la cama tareas que indiquen actividad mental como leer, usar celular o ver televisión; octavo, propiciar un ambiente adecuado, siempre evitando ruidos o temperaturas extremas; noveno, implementar conductas relajantes antes de acostarse como escuchar música relajante, bañarse con agua templada o lavarse los dientes y, por último, el décimo, pero no menos importante, evitar la automedicación y consultar al especialista, quien personalizará el tratamiento para cada persona. Recuerda que la modificación en los hábitos diarios será el tratamiento de primera elección. Deja tu celular en los brazos de Morfeo y tu salud en las manos del experto.