Marco Alexander Hernández González
Me ves Te veo
Aquel cruce de miradas me vuelve eterno Hay miedo
Eso es cierto
Pero como si de una delicada navaja se tratara Una dulce risa
Rompe el espectral silencio Esta me hipnotiza
Me tranquiliza Así, de pronto
Con un simple parpadeo
A ti, me entrego cual madera al fuego
Con el fin de consumirnos en un vals lento Con cada uno de nuestros futuros
encuentros