Carolina Díaz Flores
El estrés oxidativo (EO) es una afección biológica que se da por acumulación de unas moléculas llamadas radicales libres, éstas se producen de manera habitual en el organismo, sin embargo, cuando se encuentran en exceso pueden producir daños a las células, y a su vez impactan en la función y salud de todos los órganos. Aunque hay varias enfermedades asociadas al EO, el envejecimiento fue de las primeras condiciones clínicas asociadas al Estrés Oxidativo, a pesar de ser un proceso natural, cada individuo envejece de forma distinta, hay quienes afortunadamente pueden llegar a su promedio de esperanza de vida con las funciones físicas y mentales conservadas, sin embargo, también existen los opuestos donde antes de alcanzar la tercera edad (65 años) existen diversas manifestaciones y patologías propias de la senescencia. Desde el año de 1959 se propuso que esta diversidad estaba en relación con el Estrés Oxidativo, desde entonces se ha acumulado una gran cantidad de información que respalda esta teoría. Actualmente se sabe que los radicales libres (que en exceso generan al EO) tiene el potencial de afectar las funciones celulares, se sabe que la reducción de los radicales libres tiene una asociación con el retraso de la pérdida de capacidades a nivel celular, además de aumentar la vida media de cada célula.
En el mismo contexto, se ha comprobado que los radicales libres tienden a aumentar con la edad, ya que los mecanismos antioxidantes propios del organismo pierden efectividad, sin embargo hay factores que determinan que este aumento de radicales libres sea mayor, como las toxicomanías (tabaco y alcohol), trastornos del sueño, dieta baja en antioxidantes y estrés. Esto explica porqué ciertas ocupaciones que involucran grandes responsabilidades, tienen índices más altos de envejecimiento prematuro o de enfermedades propias de la edad avanzada como diabetes e hipertensión arterial sistémica. También explica el éxito de la dieta mediterránea (muy alta en antioxidantes) como idónea para retrasar o evitar padecimientos como obesidad, diabetes y enfermedades cardiacas.
Un grupo de enfermedades que han sido muy estudiadas en asociación con el EO, son las crónico degenerativas, sobre todo diabetes tipo II, dislipidemias e hipertensión arterial sistémica (HAS). La primera de ellas ha sido muy estudiada, ya que se reconoce como una de las cuatro principales enfermedades no transmisibles a nivel mundial y genera grandes costos a nivel económico y humano, ya que produce complicaciones como enfermedad renal crónica, retinopatía y afecciones vasculares. Se considera como el tercer factor de riesgo de mortalidad prematura en todo el mundo, debido a la hiperglucemia y el EO que esta. Otra patología fuertemente relacionada con el exceso de radicales libres es la hipertensión arterial sistémica, el desequilibrio producido por el EO promueve distintos cambios para su desarrollo, desde eliminación de óxido nítrico (disminuye la tensión arterial), hasta disfunción de las arterias y remodelación vascular, estos fenómenos son fundamentales en la patogénesis de la hipertensión y la relevancia radica en que el EO es un factor con el potencial de producir hipertensión arterial incluso en ausencia de otros factores de riesgo.
A raíz del descubrimiento del estrés oxidativo y sus múltiples daños a la salud, se inició una búsqueda intensa de alimentos y suplementos alimenticios con actividad antioxidante, ya que se llegó a considerar que al eliminar el estrés oxidativo una persona podría asegurar su salud y prevenir numerosas enfermedades de consecuencias trágicas como infartos, diabetes, hipertensión, entre otras. Fue así que incluso la industria alimentaria se ocupó en conseguir mejores técnicas de producción y almacenamiento de productos alimenticios, con la finalidad de aumentar la cantidad de antioxidantes presentes en sus productos. Sin embargo, el efecto de una dieta alta en antioxidantes no es suficiente si se mantiene una vida estresante, con sueño insuficiente, de inactividad física o consumo excesivo de alcohol y tabaco. Aunque una dieta con algo consumo en antioxidantes es necesaria para mantenerse saludable (sobre todo en el adulto mayor), por sí sola no tiene un efecto considerable, sino que debe combinarse con hábitos saludables en lo global (ejercicio, descanso, moderar consumo de tabaco y alcohol, entre otras medidas).