Cuando el mundo es hostil quedan lugares de refugio, a veces las palabras se convierten en salvavidas, pero otras son rocas en el bolsillo que nos hunden, pero que sirven de portal para entender un poco más el lodo que entra por nuestra boca, ojos y oídos. Somos parte de ese engranaje que nos ata a un autobús de ida a una silla, si tenemos la fortuna de tener una, y de regreso a una casa que nos espera en la soledad de una noche para resguardar nuestro descanso. Si tenemos la fortuna compartiremos el insomnio con otro eslabón del sistema, jugaremos con nuestros gatos, nos quejaremos del día a día y luego dormiremos para reiniciar el círculo de la repetición, lo que un amigo llama “el verdadero infierno”.
Sin embargo, no todos tienen esta misma cotidianidad, afuera hay mujeres que no tienen un lugar seguro ni en el seno de su cocina, que teme salir a la hostilidad del exterior, pero tiene más miedo de los monstruos que duermen en su cama que de los que pudieran estar debajo de ella, mujeres que han perdido la voz en una jaula, como el cenzontle de las abuelas que dejaron de cantar, las avecillas que marchitaron en su color tras el cautiverio.
Giselle Ruiz escribió Falsa muda desde la conciencia de tener historias propias, pero desde la determinación de ceder el espacio a otras cotidianidades que no tienen la herramienta para nombrarse a sí mismas. La poesía no va a salvar el mundo. Mucho tiene de cierta la frase de Alberto Avendaño cuando afirma que “la poesía en realidad no sirve para nada”, pero en ese no servir, al menos abre las posibilidades de asomarnos un poco en aquel lodo, que también nos aprisiona, para ver que en medio de la tierra mojada hay otras alas de otra gente que tampoco puede volar.
Falsa muda es un libro de poemas, cierto, pero también es un libro en el que convergen 15 historias verídicas transformadas en versos, también es la voz de la naturaleza que nos agolpa con otras posibilidades, también es la historia de la propia Giselle que apuesta por el proceso creativo, por el reconocimiento propio y el ajeno. Falsa muda es una invitación a romper la jaula que nos contiene, a desplegar las alas, a no ensimismarnos en nuestro propio centro de metal.
No olviden sacudirse el lodo, no olviden que ¡juntos incendiamos la cultura!
Karen Salazar Mar
Directora de El Mechero