Por: Anne Mancha
El 2 de Mayo se realizó la conmemoración del Día Mundial del Asma, celebración que se lleva de manera anual el primer martes de mayo, este 2023 tuvo el lema “Atención al asma para todos” y efectivamente el asma debe tener atención prioritaria para todos los miembros de la familia, por tener un origen multifactorial.
En México 8.5 millones de personas aproximadamente viven con asma, enfermedad que antes del COVID-19 se ubicaba en la primera causa de atención en los servicios de Urgencias según el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), afectando casi al 8% de la población nacional, información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
El asma es una enfermedad respiratoria crónica que afecta a niños y adultos, caracterizada por inflamación y estrechez de las vías que conducen el aire a los pulmones y los músculos que rodean las vías respiratorias finas, dando como resultado la clásica triada: tos seca, sibilancias (chiflido en el pecho) y disnea (dificultad para respirar); estos síntomas pueden ser intermitentes, exacerbando por la noche y el ejercicio. Algunos factores desencadenantes son el estrés, las infecciones, el polvo, el humo, los cambios de estación, etc.
Un punto importante en la fisiopatología desencadenante del asma es la familia, organismo que provee a todos los integrantes un contexto natural que sirve como refugio de paz ante el bullicio de la sociedad, donde desarrollarnos, crecemos y aprendemos; es así que se necesita una estructura viable para desempeñar las tareas y roles esenciales que apoyen la individualización y trabajo en equipo, pero al mismo tiempo que proporcionar un sentimiento de pertenencia familiar.
La familia como sistema abierto establece nexos constantes con el entorno social y el ambiente biológico, pero cuando la homeostasis familiar se rompe por distintas circunstancias, tanto económicas, emocionales, sociales y biológicas, se convierte en un ambiente psicosomático.
La familia psicosomática se caracteriza por la presencia de un paciente identificado (miembro que manifiesta algún tipo de síntoma, ya sea psicosomático o conductual conocido como chivo expiatorio), que se encarga de actuar la sintomatología de la familia, es decir, ésta deposita en él las carencias provocadas por una mala organización, la disgregación, disfunción, el caos y la rigidez que se vive en el ámbito familiar, manifestando accesos asmáticos como la conversión de un conflicto psicológico y otras como la somatización de una angustia desbordante que derrumba las defensas del sujeto asmático.
Desde la época de Platón se hablaba de una dualidad alma y soma, haciéndolas en conjunto una totalidad del ser, expresaba que “cuando la totalidad sufre, es imposible que esté sana la parte”; en la actualidad hablamos de una conexión íntima entre mente, cuerpo y alma como una sola unidad de expresión vital, por lo que es prioritario implementar estrategias para ocuparse no solo de la enfermedad biológica, sino abordar las necesidades prioritarias de los integrantes de la familia, desde el ámbito psicológico, médico y social, reconstruyendo el tejido principal de esta sociedad que es la familia, a base de manejo de emociones, inteligencia emocional, y las medidas farmacológicas para mantener el equilibrio individual, familiar y social.