PERLA YANET ROSALES MEDINA
“El conocimiento del trasfondo histórico y filosófico proporciona ese tipo de independencia de los prejuicios de su generación que padecen la mayoría de los científicos. Esta independencia creada por la visión filosófica es, en mi opinión, la marca de distinción entre un simple artesano o especialista y un verdadero buscador de la verdad.”
— Albert Einstein, Carta a Robert Thornton, 1944
Hace un par de semanas me disponía a redactar este artículo. En ese momento, mi mente estaba saturada únicamente con las celebraciones navideñas y algunas otras tradiciones propias de mi cultura. Por lo tanto, me vi en la necesidad de explorar temas pertinentes a este espacio. Me remití a la fuente de información más fiable hoy en día para un gran porcentaje de personas. Sí, estimado lector, me dirigí a TikTok para ver qué hallaba sobre la ciencia que quisiera discutir y replantear en un artículo. Encontré un foro donde una de las preguntas era: ¿por qué algunos de los físicos más renombrados de nuestro tiempo están atacando a los filósofos?
Actualmente para muchos científicos existe la sensación de que entre la filosofía y la ciencia no existe ningún lazo, de que la filosofía contemporánea no está haciendo nada por la ciencia. En el mismo debate de Tik Tok, dijeron algo que me causó mucha gracia. Uno de los sujetos dijo algo así como: “esperar que la filosofía haga algo por la ciencia es como esperar que la física esté haciendo algo por la música” (pensé, técnicamente la física está involucrada en la música, al menos en la instrumentación y en lo referente a las ondas del sonido, etc.; pero entendí el punto al que se refería, a la parte artística de la música, a su aporte a la sociedad). Luego de decir eso, señaló algo de gran valor, y es que ahora podemos ver claramente que existe un límite entre lo que corresponde a la ciencia y lo que corresponde a la filosofía.
Quizás ese límite del que se habla en el video se vio con mayor claridad a partir de la revolución científica que ocurrió entre los siglos XVI y XVII, gracias a la cual se abandonó la forma aristotélica de hacer ciencia y se adoptó lo que hoy se conoce como ciencia moderna. Una de las principales diferencias entre estos dos mundos de ideas y tal vez la más importante es el método científico.
El método científico exige que la validez de una teoría debe respaldarse completamente con evidencia y, a simple vista, parece ser este rigor del método científico el que deja fuera de combate a la filosofía. Sin embargo, la filosofía, al igual que cualquier ciencia exacta, puede asumirse como una parte teórica y una práctica. Muchos de nosotros entendemos la filosofía desde la perspectiva teórica, que abarca las preguntas fundamentales que el ser humano se ha planteado desde que ha sido consciente. Claro está, responder preguntas tan complejas sin una argumentación rigurosa, como la que envuelve a las ciencias exactas, no nos proporciona respuestas sólidas.
Más allá de esperar que los planteamientos teóricos de la filosofía se materialicen, como podría ocurrir con una teoría física (por ejemplo, gracias a la teoría electromagnética, han sido posibles grandes inventos de nuestro siglo, como los teléfonos o el WiFi), deberíamos voltear a ver que, de una u otra forma, la filosofía históricamente ha indagado en la concepción del tiempo, de la realidad y del espacio, aportando una visión distinta a la extraída de una metodología. De esta forma, la filosofía ha ayudado a desafiar las ideas clásicas de la física y también de otras ramas de la ciencia.
Por otro lado, en lo que se refiere a la parte práctica de la filosofía, encontramos la ética o la filosofía política. Estos campos tienen una importancia vital en la sociedad, ya que son la manera mediante la cual establecemos vínculos entre seres humanos, ya sea desde aquellos que involucran a la familia, a la comunidad, al estado, el poder o el ser ciudadanos.
En conclusión, la relación entre la filosofía y la ciencia no es una dicotomía, sino más bien una danza compleja de influencias mutuas. Si bien la ciencia, con su método riguroso y su enfoque empírico, ha llevado a avances tecnológicos extraordinarios, la filosofía sigue desempeñando un papel vital en la comprensión de aspectos fundamentales y en la construcción de la ética y la política que dan forma a nuestras sociedades. En última instancia, la búsqueda de la verdad y el entendimiento completo del mundo no se logra solo a través de la ciencia o la filosofía, sino a través de su diálogo continuo y su capacidad para complementarse mutuamente.