
JORGE L. CASTAÑEDA
Resulta complejo no retomar los acontecimientos que han estado presentes en el estado de Zacatecas en los últimos días relacionados con el activismo sindical del magisterio; por un lado, porque ha resonado en la sociedad en general y por otro, dado que ha generado una coyuntura para desarrollar ejercicios de reflexión principalmente de quienes pertenecemos a este gremio. Cobra sentido pensar y reflexionar sobre la formación sindical de quienes nos desempeñamos como docentes y que tenemos como principal responsabilidad el desarrollo de una formación integral de los estudiantes, brindando una enseñanza de excelencia; sin duda, una responsabilidad mayúscula que implica un nivel de compromiso y conocimiento serio por parte de todas y todos los docentes.
Justamente en este sentido escribía hace un par de semanas donde hacía mención en que “la vinculación con el desarrollo del pensamiento crítico y creativo del estudiantado es una necesidad que debe regresar en la práctica y contemplarse como esencial en la formación “integral” de quienes se forman en nuestras escuelas” con la idea de “desarrollar herramientas del pensamiento a nuevos ciudadanos que eventualmente tendrán que asumir una postura (esperemos que crítica) sobre los acontecimientos sociales, culturales, económicos, naturales y políticos de México”. Las maestras y los maestros somos por naturaleza social, actores de relevancia en la vida pública de nuestro país, por lo que resulta imprescindible una formación que trascienda a lo académico, que retome la vida política del profesorado y su papel en las transformaciones sociales; justo a lo que se supone que nos dedicamos, cuando trabajamos con nuestros estudiantes contenidos curriculares.
Cobra sentido la importancia de fomentar y no perder de vista en el profesorado, una educación que no prescinda del origen esencial sindical sobre la lucha permanente de la defensa de la educación pública y de los derechos de los trabajadores de la educación. En Zacatecas, es justamente un escenario interesante de reflexión dado que existimos generaciones de docentes que poco nos hemos formado en la vida sindical con un enfoque en el conocimiento de nuestros derechos y responsabilidades como parte del objeto y fin del sindicato.
Resulta de gran valor, entender y desempeñarnos en armonía con la firme convicción de ser defensores de los derechos laborales, sociales, económicos y profesionales; luchar por el desarrollo personal y el logro de las aspiraciones de las compañeras y compañeros; pugnar por el permanente fortalecimiento del Sistema Educativo Nacional (SEN); promover y orientar la participación de la sociedad en el proceso educativo, del mejoramiento, la calidad y equidad de la educación; contribuir a la eficiencia del SEN; promover el establecimiento de condiciones de trabajo compatibles con las necesidades particulares de cada entidad de la República Mexicana; promover la revisión periódica de las condiciones de trabajo, formación, actualización, capacitación y superación profesional, evaluación y estímulos al servicio de los trabajadores de la educación, sobre parámetros vinculados al mejor desempeño así como pugnar por el fortalecimiento del carácter Unitario, Nacional del SNTE, como por la Autonomía, Democracia, Pluralidad, Compromiso Educativo y Transparencia; tal y como se establece en Art. 10 del CAP II del Estatuto del SNTE.
El compromiso por desarrollar en el estudiantado-ciudadano una serie de principios, implica redoblar el fortalecimiento y desarrollo de esos mimos principios y más en el profesorado, con la firme convicción de ser coherentes y poder ofrecer aquello que sabemos, sabemos hacer, somos y representamos… ¡Hasta la próxima!