Daniela Albarrán
En memoria de Mathew Perry
Hace unas semanas se fue de este plano terrenal Mathew Perry, uno de los protagonistas de la serie estadounidense Friends. Para todos los que somos fans fue un duro golpe; debo reconocer que, por primera vez, se me salieron unas lágrimas por la muerte de una persona famosa. Aquí no voy a hablar sobre la salud mental ni sus adicciones porque eso sería mera especulación y, además, no fui su amiga personal para saber absolutamente nada al respecto, sino que quiero hablar de por qué esta serie me parece que estaba adelantada a su época, y todas las cosas que he aprendido con ella y, de hecho, cómo es que el desarrollo de cada uno de los personajes tiene situaciones que nos provoca familiaridad e identificación.
Contexto: Friends se estrenó en 1994 (como dato curioso, el año en el que yo nací), o sea, es una serie que tiene casi treinta años de edad y, cuando la veo, no distingo la distancia histórica, que bien pudo haberse grabado hace algunos años, o incluso meses, así de vigente es y, precisamente, es porque los temas que trata son de suma actualidad (Spoiler alert).
Desgloso: Creo que uno de los temas que más saltan a la vista, y eso es porque se trata desde la primera temporada, es el matrimonio y crianza homoparental; recordemos que Ross se divorcia de Carol, quien descubre que es lesbiana cuando conoce a Susan. Carol y Susan se casan en 1996 y esto es importante porque fue el primer matrimonio lésbico que se emitió por televisión en Estados Unidos. Y no sólo eso, sino que tanto Susan, Carol y Ross comparten la crianza de su hijo Ben, y aunque al inicio Ross sí se siente triste, acepta la separación, y todo lo que conlleva; de igual forma, los otros personajes ven la relación como lo que es, algo normal en el desarrollo de cada uno de los personajes.
De igual forma, Rachel, que de todos los personajes siento que tuvo un mayor desarrollo, rompe el paradigma de mujer rubia, guapa, “tonta” y predestinada a ser esposa. Deja plantado a su prometido Barry y, con eso, abandona esa idea de ser esposa y ama de casa, y a pesar de las dificultades económicas que tiene, logra convertirse en lo que siempre quiso: una personal shopper; lo mejor de todo es que, durante las temporadas, su personaje se enfrenta a buscar empleo por primera vez, a la precariedad laboral que implica ser mesera en un café y a luchar por su dream job (que al final lo consigue, pero lo abandona por Ross, todo mal ahí). Pero el punto es que tener a un personaje femenino con independencia económica, sexual y emocional fue un gran referente para todas las mujeres, sobre todo teniendo en cuenta que su vida en familia, de alguna manera, ya estaba solucionada, y ella deja de lado ese confort y se va en lucha de sus sueños, eso quizá en esta época es algo cotidiano, pero en los noventa no era algo que estuviera tan normalizado.
Otro momento memorable de la serie es el tema de la inseminación artificial y la maternidad subrogada con Phoebe y su hermano Frank Jr. Recordemos que él le pide que le ayude a ser padre, pues su novia, quien es mayor, ya no puede tener hijos, entonces le pide que ella sea la que lleve a su bebé en el vientre; este tema, en la actualidad, sigue siendo polémico, cuyo espacio de discusión no es éste, pero el punto es que incluso en esta época, tanto la inseminación artificial, como la maternidad subrogada, puede seguir viéndose como tabú. Y ellos en la serie lo exponen como algo normal, y todos apoyan la decisión de Phoebe para ayudar a su hermano a ser papá.
Y si seguimos con el tema de la maternidad y paternidad, no podemos dejar de lado la forma en que se vuelven padres Mónica y Chandler, pues al no poder ser padres adoptan a un bebé que al final resultan ser dos. Pero lo maravilloso de eso es que ellos acompañan el embarazo de la madre que les dará en adopción a los bebés, y le dicen que ella tiene todo el derecho de seguir en contacto con sus hijos, si es que así lo desea. Eso sucede a principios de los 2000, pero lo impactante es que, en México, adoptar aún sigue siendo difícil, pues en promedio en el país se adoptan trece infancias. Una cifra completamente absurda, teniendo en cuenta que hay mucho abandono de infantes y muchos niños en las calles.
Otro tema que me parece fundamental rescatar es que mostró que la amistad entre dos hombres no sólo es posible, sino que es necesaria; el “bromance”, donde dos amigos están profundamente unidos y que eso no tiene nada que ver con absolutamente nada sexual, y eso nos lo mostró la relación tan bonita que llevan Joey y Chandler, quienes nos regalaron momentos muy divertidos al compartir el departamento, su vida y hasta alguna novia por ahí.
Esos entre muchos otros temas que me parecen que están adelantados a su época, como brevemente menciono, cuando se cuestiona por qué Ben quiere jugar con una Barbie, y no con un juguete “para niños”, por ejemplo; hay un capítulo en el que Chandler predice cómo serán las redes sociales en la actualidad, e incluso la importancia de que es necesario que en tus círculos de amistad tengan una entrada económica parecida, o que les permita tener el mismo nivel de convivencia, una conversación de la que muchos aún no están listos para tener.
Así pues, culmino diciendo que Friends, además de ser divertidísima y un confort show, nos mostró la posibilidad de ser mujer desde otro lugar, ejercer una paternidad y maternidad desde otros ángulos que no eran los convencionales, ni para los noventa ni para la actualidad y, sobre todo, nos expuso la posibilidad de hacer familia y un hogar en lugares donde somos felices y estamos seguros: hacer de la amistad una familia.