CARLINA DÍAZ FLORES
En décadas recientes (y de manera drástica en los últimos 5 años) se han registrado temperaturas cada vez más altas en todo el mundo, aunque los golpes de calor se consideran como un problema de salud más común en regiones con climas cálidos, el cambio climático ha ampliado las zonas geográficas donde se presenta este problema. Esto hace que se dé en contextos donde poco o nada se sabe sobre los golpes de calor.
El término golpe de calor forma parte del lenguaje cotidiano, pero en realidad se desconoce qué significa o a qué nos referimos con exactitud cuando se usa este término. Un golpe de calor ocurre cuando el cuerpo no puede regular su temperatura debido a una exposición prolongada a altas temperaturas (y en ocasiones con altos niveles de humedad), aunque el cuerpo tiene mecanismos para eliminar calor a través de la piel, el sudor o la respiración, éstos resultan insuficientes y no es posible bajar la temperatura a cifras normales, esto genera diversos síntomas, algunos de ellos deben ser tomados con seriedad.
Es importante que la población general conozca los aspectos básicos de los golpes de calor, aunque pueden afectar a cualquier persona, ciertos grupos corren un mayor riesgo, incluidos los niños pequeños, los adultos mayores, las personas con enfermedades crónicas y aquellas personas que trabajan al aire libre. Los síntomas de un golpe de calor pueden variar desde calambres musculares y mareos hasta confusión, convulsiones e incluso la pérdida del conocimiento. Sin atención médica inmediata, un golpe de calor puede ser fatal.
Una de las razones por las que los golpes de calor son tan peligrosos es que a menudo pasan desapercibidos o se confunden con otras enfermedades. La falta de conciencia sobre los síntomas y la gravedad de la situación puede llevar a un retraso en el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de complicaciones graves e incluso la muerte. Por lo tanto, es crucial que la población sepa cómo reconocer los signos de un golpe de calor y tomar medidas preventivas para evitarlo. La mejor herramienta es la preventiva, pues cuando ya se presenta el golpe de calor se tiene poco tiempo para recibir atención médica adecuada. Algunas estrategias efectivas incluyen mantenerse hidratado bebiendo suficiente agua, evitar la exposición prolongada al sol durante las horas más calurosas del día, usar ropa ligera y de colores claros, buscar lugares frescos y sombreados cuando sea posible, y nunca dejar a niños o mascotas en vehículos estacionados, incluso por periodos cortos.
En conclusión, los golpes de calor representan una amenaza seria para la salud pública que requiere una respuesta coordinada a nivel individual y comunitario. Al aumentar la conciencia sobre los peligros asociados con el calor extremo y tomar medidas preventivas, podemos reducir el impacto de los golpes de calor y proteger a nuestras comunidades de sus efectos.