OTHNIEL RUIZ
En cuestión de salud bucodental podríamos creer que la población infantil es quien más desarrolla y practica hábitos que repercuten en la salud del aparato estomatognático, como succión del dedo, el uso excesivo de biberón o chupón, consumo de alimentos poco saludables, etc., pero la realidad es que en la edad adulta, la población tiende a practicar hábitos dañinos que suelen ser más difíciles de erradicar en dichos pacientes.
A continuación se hace mención de los hábitos bucodentales de mayor incidencia en la población madura al igual que los riesgos y las consecuencias que implican estas costumbres. Durante la limpieza de los órganos dentarios, el utilizar cepillos bastante rígidos o realizar el cepillado con una fuerza desmedida daño constante al periodonto de quien realiza estas técnicas, lo que conlleva en daños a los órganos dentarios en forma de desgaste y en los tejidos que sirven de soporte a dichos órganos dentarios.
También es común el uso de mondadientes o palillos dentales a la hora de realizar “limpieza” por parte de las personas, pero la utilización de estos suele provocar daño en las zonas interdentales y a su vez la retención de restos alimenticios en las mismas zonas, convirtiéndose pues en lesiones bastante molestas conocidas como bolsas periodontales, donde se distingue una inflamación de la encía, enrojecimiento y sangrado.
Otro de los hábitos más frecuentes que dañan a los órganos dentarios es el consumo de cítricos al igual que alimentos que se consideran altamente productores de lesiones cariosas. Y en general cualquier sustancia que va afectando la capa externa del diente llamada esmalte, la cual se encarga de proteger al órgano dentario de ser más susceptible a lesiones cariosas. Si el esmalte se daña cualquier agente extraño (llámese bacterias, restos alimenticios, ácidos estomacales, alimentos cariogénicos, etc.) tendrá mejores condiciones para ocasionar daño a cualquier órgano dentario.
Morder objetos como lápices o bolígrafos, comerse las uñas, masticar hielo o alimentos muy duros, deportes de contacto, apretar o rechinar los dientes y hasta abrir botellas con los mismos, son costumbres que tarde o temprano ocasionan fracturas de los órganos dentales o cuando menos un desgaste de las estructuras propias del diente. Una vez que algún órgano dental presenta daños como desgaste o micro fracturas, se vuelve más propenso a los daños de cualquier tipo, pero las fracturas que implican todo el órgano dental es algo frecuente en la consulta odontológica.
No solo el consumo de alimentos con alta probabilidad de formar caries y la ausencia o mala técnica de limpieza pueden ocasionar daños al aparato estomatognático, también las costumbres que creemos hacer bien pueden resultar en daños o alteraciones en cavidad oral. Otro hábito bastante nocivo es el tabaquismo causando daños no sólo en cavidad bucal, sino en general a todo el organismo. El consumo de cigarrillos puede ocasionar desde alteraciones en las papilas gustativas hasta la presencia de lesiones malignas o un cáncer como tal; aparte del cambio de coloración en los órganos dentarios, mal aliento e irritaciones en las mucosas.
Una visita al profesional odontólogo cada seis meses es la clave para atender no sólo los daños como la caries o enfermedad periodontal, también es necesario evitar esos hábitos que poco a poco van ocasionando alteraciones o daños en el aparato estomatognático, el cual no sólo se compone de dientes y encías, sino que es un complejo sistema del organismo, cuyas funciones son la masticación, comunicarnos entre nosotros mismos y la respiración, entre otras. De no cuidar nuestra salud estomatológica ponemos en riesgo su funcionamiento y el de nuestra propia salud en general.