Ana Rodríguez Mancha
En la actualidad es sorprendente, como las relaciones entre los seres humanos se han convertido en algo desechable y efímero, relaciones en las que el beneficio propio es el objetivo principal, se apoderan de cuerpos vulnerables y fagocitan todo lo que se encuentre en el camino, y finalizar desechando el cuerpo adquirido; un símil muy burdo lo presentan las enfermedades infecciosas del tipo bacteriano, transmitidas por el nuevo integrante de las familias modernas, bellos animales de compañía que han tomado mucho auge en la actualidad, denominándolos coloquialmente como “Perrijos” o “Gatijos”, mimando de modo especial a lo que antes se consideraba mascota ahora es pieza fundamental para la familia, pero también en la otra cara de la moneda, el aumento de natalidad de perros y gatos callejeros, propicia y devela un problema de salud pública.
La rickettsiosis es un grupo de enfermedades producido por bacterias que se transmiten por artrópodos hematófagos (garrapatas, pulgas, piojos), el modo de infección es por picadura, contaminación de heridas en la piel y/o mucosas o el contacto directo de las heces de estos pequeños animalitos. Su presentación se relaciona a viviendas en malas condiciones higiénicas, hacinamiento o pobreza extrema. La garrapata se alimenta de la sangre del animal (perro, gato) y permanece adherida a su huésped de 4 a 6 horas, que es el tiempo en el que inocula las bacterias, una vez terminado su crecimiento se encuentra en condiciones para infectar. Es una especie endofílica (adaptada a ambientes intradomiciliarios), monotrópica (todos sus estadios de desarrollo se alimentan de la misma especie de huésped) y tri-huésped (cada estadio de vida requiere un nuevo huésped de donde alimentarse). Aunque es endofílica, tiene también gran capacidad de sobrevivir en espacios exteriores, especialmente en donde haya refugios como huecos en las paredes y pisos y se adapta bien a condiciones de calor extremo y poca humedad ambiental.
La triada clásica de fiebre > 38.9°C, cefalea (dolor de cabeza) y malestar general, que puede o no estar acompañada por exantema (manchas en la piel), es el conjunto clínico más frecuente, pero poco orientador, sino se le vincula a pistas epidemiológicas como la historia de contacto con garrapatas, se puede acompañar de mialgias, artralgias, dolor abdominal, vómito y diarrea, todos ellos comunes a numerosos padecimientos, por lo que hace difícil el diagnóstico de dicha enfermedad.
Recuerda que antes de hacer una buena práctica de ayudar o adoptar un lomito, ten en cuenta algunas recomendaciones para prevenir estas enfermedades como el baño exhaustivo con búsqueda intencionada de garrapatas, uso de champús, collares, medicamentos o aerosoles tópicos para su eliminación y si al momento del baño se detecta una garrapata, no se debe retirar con la mano, se debe utilizar una pinza para evitar el contacto directo con este vector, juntos digamos salud a la prevención.