Aguantarse es malo, aplica no sólo para las emociones, también para el tracto urinario…
Ana Rodríguez Mancha
Nuestro organismo se encuentra compuesto, aproximadamente por el 70% de agua, lo que hace al vital líquido sumamente indispensable para toda la actividad de la vida diaria, en este sentido la gran relevancia que reviste el consumo diario de que deberá de ser de aproximadamente 2 litros y medio, forma uno de los pilares más importantes y necesarios en el ser humano para un óptimo funcionamiento del organismo, tan importante es que la falta o el aumento del mismo, pueden ocasionar enfermedades francamente prevenibles. Pues el consumo excesivo provoca dilución de los minerales propios del cuerpo, provocando datos sugestivos de deshidratación; pero la ausencia en el consumo, condiciona un factor de riesgo para las infecciones de vías urinarias.
Se estima que del 60 al 70 % de las mujeres tienen al menos un episodio de infección en el tracto urinario durante su vida, posicionando este tipo de enfermedad como la segunda más frecuente en el primer nivel de atención. El tracto urinario se compone de un sistema perfectamente diseñado para la filtración de toxinas en el cuerpo, la nefrona, que es la unidad principal del riñón, es la protagonista de este magno evento, elimina lo que nuestro cuerpo ya no necesita, por medio de túbulos, pasando por los cálices renales, viajando dentro de los uréteros, para reservar en la vejiga, en espera de la respuesta para la excreción final por la uretra. La mujer tiende a ser más proclive a infecciones recurrentes dada la propia anatomía de proximidad entre la vagina y el ano, para lo cual deberemos considerar como uno de los factores preponderantes el de la higiene.
Entre los síntomas más frecuentes podemos señalar que se basan en la irritación del tracto urinario, por el cambio del pH urinario, provocando dolor o ardor al orinar, aumento en las micciones, color anormal de la orina, hematuria (sangre en la orina), fiebre o dolor en la parte baja del abdomen, algunas se pueden acompañar de sintomatología vaginal, como prurito, leucorrea o dispareunia, desde el inicio, la atención temprana es de suma importancia, para evitar complicaciones y ascenso de la infección.
La prevención inicia en el autoconocimiento de sí mismo, así como en el tiempo de calidad que brindamos a nuestro cuerpo y en las acciones que hacemos día a día para preservar la salud y protegernos ante la enfermedad; en muchas ocasiones la falta de tiempo y un lugar limpio, hace que las mujeres prefieran aguantar hasta llegar a casa, para orinar con mayor tranquilidad y confianza, se recomienda el consumo de líquidos sin azúcar, aproximadamente 2 litros y medio de agua o de 6 a 8 vasos diarios, no retener la orina (aguantarse las ganas de la pipi), la limpieza genital siempre tendrá una dirección de adelante hacia atrás, evitar papel de rollo con olor, evitar higiene íntima excesiva, ya que modifica el pH vaginal, orinar después de la relación sexual, evitar el sexo anal y vaginal sin protección, limitar el uso de espermicidas, lubricantes o juguetes durante la relación sexual, disminuir el uso de ropa interior de licra o encaje, utilizar de algodón preferentemente, evitar uso indiscriminado de antibióticos, ya que barren con la flota normal vaginal y para el lavado de la ropa interior se recomienda detergente neutro, sin aroma ni suavizante. Al primero de los síntomas se debe acudir al médico o médica para que juntos, digan salud a la prevención.