GIBRÁN ALVARADO
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Un hombre que cumple a cabalidad su apretada agenda, una vida entre los vaivenes de las labores de oficina, las tareas establecidas y las reuniones es llevado a la fuerza en taxi a una mansión donde lo confronta alguien que, al parecer, lo ha confundido, su tarea será desmentir el malentendido pero, antes de ello, tendrá que sortear varias peripecias, las cuales lo llevarán, de ciudad en ciudad, tras el rastro de dos personas: primero, el misterioso sujeto que logró llevarlo a su oficina para hacerle saber que lo había desenmascarado y, posteriormente, a intentar seguir las huellas de ese que dicen que es.
Esa vida anodina que tenía cambiará, ahora está empecinado en seguir las varias pesquisas que lo llevarán a desentrañar la aparente verdad que hay detrás de todo el vericueto en torno a los nombres. A grandes rasgos, así es como inicia Intriga internacional (1959). Roger Thornhill cumple las tareas detectivescas porque quiere salir de esa mala jugada del destino, se ha interpuesto, sin quererlo, en el camino que lleva a Phillip Vandamm, un sujeto perseguido por el FBI. Roger no sabe nada de lo que está aconteciendo detrás del telón, pero tiene la capacidad de ir sorteando los peligros que enfrenta. Logra salir de Nueva York y en el tren rumbo a Chicago se encuentra con Eva Kendall, quien será su alidada/rival en lo que restará de la trama.
Hitchcock tiene la enorme capacidad de ir relacionando los sucesos de forma magistral, cada mínimo elemento cobra relevancia en las secuencias siguientes, cada pequeño detalle será utilizado como ayuda o perjudicará al héroe, pero lo más destacable del filme es que pese a seguir el hilo de los acontecimientos, el final y los sucesos inesperados están al ahí, de forma inesperada, detrás de la puerta, de un asesinato a un beso, de lo casi onírico después de una borrachera causada por los secuestradores, todo este vaivén de escenas se amalgaman para darle estructura a la película.
Alfred Hitchcock sabe llevar, paso a paso, a los espectadores a través de las situaciones más extrañas y sórdidas, pero también las más cotidianas y simples, su temple para mostrar primerísimos planos que son el oro molido para “comprender” lo que vendrá, los movimientos de la cámara, los escenarios y las relaciones truculentas entre personajes dan vida a cada uno de los movimientos y sucesos de sus historias. Sepa el lector que en este director será fácil encontrar alguna joya dentro de su filmografía.