Perla Yanet Rosales Medina
La astronomía ha tenido un rol importante en la historia de la humanidad, siendo muy relevante para varias culturas; esta misma nace con una significación espiritual/religiosa y aplicaciones prácticas, sobre estas encontramos la estimación de tiempos para el desarrollo de la agricultura; este conocimiento empírico ayudó a los grupos humanos de la era neolítica a estimar los tiempos adecuados para la siembra y la cosecha, otra de las ventajas que este conocimiento empírico dio a los seres humanos de épocas remotas está relacionada con el desplazamiento de la navegación.
Como en todas las ciencias exactas de peso, la astronomía ha experimentado un desarrollo tanto teórico como experimental, ambos basados en la observación. En lo que respecta a la teoría, el surgimiento de calendarios desempeñó un papel crucial. Aunque el calendario gregoriano es el más ampliamente utilizado en Occidente, no es el único calendario existente. Diversas civilizaciones diseñaron sus propios calendarios según su actividad humana y su cultura. El calendario más antiguo del que se tiene registro se encuentra en Escocia y data del 8000 a.C. Este antiguo calendario consiste en un monumento compuesto por doce piedras que marcan la posición de la luna a lo largo de un año. Los calendarios permitieron la práctica de la agricultura y la navegación.
Otro avance teórico importante fue la identificación de los cinco planetas visibles a simple vista, junto con una descripción detallada de sus movimientos. Se introdujeron los primeros avistamientos matemáticos y modelos geométricos, que también forman parte de lo que estamos clasificando como teoría. Es importante destacar que esta breve síntesis del desarrollo teórico y práctico de la astronomía omite muchos avances significativos que se dieron de civilización a civilización y de una época a otra.
Posteriormente, los desafíos impulsaron la invención del telescopio. No fue un invento mágico; detrás de su creación se encuentran desarrollos en artefactos ópticos como los catalejos, entre otros.
La astronomía no sólo ha sido crucial para la supervivencia y exploración de diversas civilizaciones a lo largo de la historia, sino que también ha desempeñado un papel significativo en el desarrollo científico y tecnológico en épocas más recientes, aportando mejoras que a menudo pasan desapercibidas. Un ejemplo elocuente de estas contribuciones modernas es el caso de las placas de rayos X, que originalmente se concibieron para aplicaciones en observación astronómica. Sin embargo, su versatilidad se extendió a la medicina, revolucionando el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades en todo el mundo. Este fenómeno demuestra cómo la astronomía, una disciplina con raíces profundas en el pasado, sigue desempeñando un papel crucial en la mejora de nuestra sociedad y en el avance del conocimiento humano.
La importancia de abrir esta ventana del conocimiento renace tras cada evento astronómico, como los eclipses, las lluvias de meteoros, las lunas llenas y otros fenómenos celestes. A menudo, nos quedamos simplemente con la asombrosa imagen que nos brinda un evento de esta naturaleza, pero, sin duda, incluso cuando las explicaciones pueden parecer complejas, siempre son sorprendentes.
Hace poco vivimos un evento astronómico que atrajo a muchos preparados para ser testigos: el eclipse anular de sol. Se difundieron ampliamente advertencias sobre la protección de los ojos para observarlo y sobre cómo cuidar de nuestras mascotas durante el evento. En las universidades se formaron grupos para difundir la información y se generó un entusiasmo palpable entre todos los que participaron. Fue un evento gratificante, pero plantea la siguiente pregunta: ¿qué fue lo que realmente vimos?
La explicación de un eclipse es sencilla. Este fenómeno básicamente ocurre cuando la Luna se encuentra en el punto más alejado de la Tierra en su órbita elíptica y, por lo tanto, parece más pequeña en el cielo. Esto resulta en un efecto visual en el que la Luna no cubre completamente el disco solar, dejando un anillo brillante alrededor del contorno de la Luna. Este anillo de luz se asemeja a un “anillo de “fuego” y, por lo tanto, a este tipo de eclipse se le llama “anular” (del latín annulus, que significa “anillo”).
Los eclipses anulares ocurren cuando la alineación de la Tierra, la Luna y el Sol es casi perfecta, pero no completamente perfecta. En un eclipse total, la Luna cubre completamente el disco solar, mientras que, en un eclipse anular, la Luna está demasiado alejada de la Tierra en su órbita para cubrir completamente el Sol.
Es importante destacar que los eclipses anulares no son tan comunes como los eclipses parciales o totales, y su visibilidad depende de la ubicación geográfica. Para observar un eclipse anular, se requiere una precaución extrema, ya que mirar directamente al Sol sin protección puede ser peligroso para los ojos.
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Bibliografía
Barchilón, M. (2020, 26 febrero). “Historia de los calendarios”. La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20200224/473743933476/historia-calendarios-astronomia-tiempo-cultura.html
Breve historia de la astronomía N.E. Color. (s. f.). Google Books. https://books.google.com.mx/books?hl=es&lr=&id=OalvEAAAQBAJ&oi=fnd&pg=PT5&dq=historia+de+la+astronomia&ots=_NzWjWnWUe&sig=f6lkstz5giJy3ZLHY1cSGABUEaQ&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false
Cruz, S. P. A. (2017, 5 abril). “Avances tecnológicos que le debemos a la astronomía”. Grupo Milenio. https://www.milenio.com/opinion/silvia-patricia-ambrocio-cruz/una-mirada-al-mundo-de-la-ciencia/avances-tecnologicos-que-le-debemos-a-la-astronomia