ÓSCAR ÉDGAR LÓPEZ
El pornógrafo es un seductor fracasado que se autovictimiza, más allá de la moralidad que pretenda regular sus apetencias, lo que en principio lo hace actuar es la adicción al coito vicario, tales actos lo convierten en un cazador remoto, sus presas son siempre virtuales y la cacería un divertimento privado. Como descree de la vinculación afectiva, concentra sus esfuerzos en proveerse de materiales con los que habrá de alimentar a la tena lúbrica que serpentea en su imaginación, así: nada de emociones, nada de lazos sentimentales, ni hablar de romanticismos o falacias sensibleras; otra cosa es la soledad que lo habita, como una lucerna invertida cuya luz encriptada alumbra únicamente a las islas de su secreta locura: los tobillos, los cuellos con gargantillas, el sonido de las medias al deslizarse por las piernas.
Algunas de las obras de arte de siglos pasados que hoy se exhiben en museos de todo el mundo fueron ejecutadas para saciar a voyeuristas que atesoraban en sus gabinetes de maravillas juguetes sexuales, daguerrotipos, dibujos y pinturas ejecutados con la noble misión de causar excitación y azuzar el desfogue de excéntricos lujuriosos, como Alfonso XIII y antes los ricos pompeyanos de los que aún se siguen descubriendo mosaicos y murales; todavía más atrás en la línea del tiempo, diversas manifestaciones de la gráfica “pornográfica” nos han llegado de culturas de oriente, como el Shunga japonés y los dioses del valle del Indo.
En el arte occidental los ejemplos son bastos e inabarcables, pero podemos citar al polaco Hans Bellmer cuyas imágenes eróticas exudan una morbosidad trastornada e insana; en México, José Clemente Orozco cuenta en su gran producción con dibujos y viñetas de corte expresionista con alta carga de erotismo, tampoco podemos dejar fuera a Eko que ha dedicado cantidades exorbitantes de tinta y papel a tratar el tema del cuerpo y su florilegio sexual a través de su personaje femenino homónimo.
Javier de la Torre Cordero (Pinchi Necro) es un dibujante con excelsas capacidades técnicas y con un lenguaje gráfico maduro, su trabajo es fácilmente identificable tanto por su característico blanco y negro como por su discurso: remembranzas de las Pin ups de los años 50 del siglo pasado, historietas como Ruta 69 o Gallito Comix, y la sutil sexualidad art noveau de Alphonse Mucha. El trazo de Necro es pulcro y seguro, sus composiciones secuenciales y sus viñetas no agotan la mirada, sino que la renuevan con cada vistazo, las “personajas” de Necro habitan un mundo desprejuiciado y parecen moverse en una inmensa cabina de peet show, los espectadores contemplamos absortos el ir y venir de las piernas torneadas, de las lenguas salivosas y sentimos en la carne el ardiente nudo de la cuerda bondange. Necro posee un estilo definido, pero esto no supone una limitante, al contrario: dispone de un abecedario gráfico cuya combinatoria es infinita; acercarnos a la obra de Necro supone el rompimiento con nuestras burdas ataduras morales y el goce supremo de la concupiscencia más sana.
Pinchi Necro
IG: @ pinchinecro